Grupos de manifestantes se enfrentaron este jueves contra la policía en el histórico centro de Ciudad de México, al final de una masiva marcha en protesta por la desaparición de 43 estudiantes, hecho que ha causado una profunda indignación en un país golpeado por la violencia del narcotráfico.
Las protestas en nombre de los 43 estudiantes desaparecidos desde septiembre y que podrían haber sido masacrados por narcotraficantes en complicidad con autoridades locales, han crecido en las últimas semanas dentro y fuera del país, convirtiéndose en bandera de lucha de los mexicanos ya hartos de la violencia y la impunidad.
La manifestación en el Zócalo ocurrió al final de tres marchas que recorrieron la capital del país y que se habían desarrollado en una calma casi completa. No se reportaron heridos.
A principios de mes, otra protesta por el caso en el Zócalo culminó con un grupo de manifestantes golpeando y prendiendo fuego a las puertas del Palacio Nacional.
«Yo vengo porque no quiero que esto le vaya a pasar a mi hija», dijo Alma Hernández, una trabajadora de 30 años, quien acudió a la manifestación junto a su hija de seis años.
Mientras las movilizaciones se extienden a otros Estados y otros países, los padres de los estudiantes han expresado su desconfianza ante los resultados entregados por la Fiscalía Federal.
El presidente Peña Nieto ha denunciado la existencia de grupos que buscan desestabilizar a México y atentar contra su gobierno y que podrían estar detrás de la violencia que se ha registrado en algunas protestas.
Pese a sus promesas de combatir la violencia de los cárteles del narcotráfico, el gobierno de Peña Nieto, quien asumió el poder a fines del 2012, ha sido espectador impotente ante la muerte de unas 30,000 personas, que se suman a las 70,000 que fallecieron por la violencia ligada al narcotráfico durante el mandato de su predecesor, Felipe Calderón.
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