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¿Cuál es la mejor dieta? Investigadores de la Universidad McGill examinaron la eficacia de cuatro de ellas

A medida que la temporada de vacaciones se acerca a su pleno apogeo, el número de libros de dietas en los estantes de las librerías se multiplican, con un pico justo antes del Año Nuevo, cuando las conversaciones sobre la pérdida de peso llegan a su máximo.  Y mientras los bestsellers cambian de año en año, la elección de la mayoría de los libros de dieta es igualmente predecible.

Las promesas de un método revolucionario para perder centímetros indeseados abundan junto con razones por las cuales otras dietas fallan. Añadir un título atractivo a la tapa de un libro  y alguien con un cuerpo tonificado delgado o vistiendo una bata blanca, y listo, el próximo éxito de ventas ha nacido.

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Lo que falta en la mayoría de los libros de dieta, sin embargo, es la prueba de que esos centímetros realmente se van – y que no regresarán. Testimonios personales toman el lugar de los números reales que revelan la cantidad promedio de pérdida de peso y la incidencia de recuperarlo.

Reconociendo la ausencia de datos que verifiquen las afirmaciones de las dietas populares, un equipo de investigadores de la Universidad McGill decidió examinar la eficacia de las cuatro dietas consideradas convencionales (South Beach, Atkins, Zone y Weight Watchers) para perder kilos no deseados y mejorar la salud del corazón a corto y largo plazo. Sus resultados, publicados el mes pasado en la revista Circulation; Cardiovascular Quality and Outcomes, indican que ninguna dieta es mejor que otra cuando se trata de pérdida de peso sostenido y de reducción de los factores de riesgo cardiovascular.

«Aunque los norteamericanos gastan millones de dólares en la industria de la pérdida de peso, los datos disponibles son contradictorios e insuficientes para identificar que una dieta popular pueda ser más beneficiosa que las demás”.

Los hallazgos se basan en una revisión de estudios científicamente válidos que incluían resultados, ya sea a corto plazo (entre 4-12 meses) o a largo plazo (más de 12 meses). De los 8.393 estudios que mostraron un potencial, 26 merecieron su inclusión en la revisión. El resultado final permitió obtener datos de 3.600 sujetos de estudio, la mayoría jóvenes (edad promedio de 55) mujeres blancas cuyo peso oscilaba desde 65,9 hasta 184,9 kg (145-407 libras).

 

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Lo que sorprendió más a los investigadores acerca de los estudios no fueron las diferencias entre los programas de pérdida de peso, sino más bien sus similitudes. Todas las cuatro dietas demostraron el mismo patrón de pérdida de peso, la mayoría del cual se producía a principios del programa, seguido por una meseta y luego por una recuperación gradual. Y mientras que algunas dietas producían un descenso más fuerte en peso desde el principio, todos los sujetos del estudio volvían a recuperar los kilos dentro de los 12 meses de comenzar la dieta.

«Los mejores estudios disponibles que directamente compararon Atkins, Weight Watchers, Zona y South Beach, analizaron la pérdida de peso a los 2, 6 y 12 meses», dijo Renée Atallah, un miembro del equipo de investigación de la universidad McGill.

La mayor parte de la pérdida de peso ocurre entre cero y dos meses. En general, se había perdido peso adicional entre dos y seis meses, pero en menor medida. La pérdida de peso máxima se observa en general a los seis meses, con una gradual recuperación a los 12 meses.

Ese patrón se mantuvo a pesar de las diferencias en la composición de las dietas, que osciló entre distintos grados de descenso en carbohidratos /hasta planes de alimentación alta en grasas (Atkins, Zone y South Beach) pasando por Weight Watchers, que promueve una reducción general de calorías con menos énfasis del donde provienen esas calorías (carbohidratos, grasas o proteínas).

En cuanto a otros marcadores de salud que indiquen cuál de las dietas era más beneficiosa para la salud del corazón, una vez más los datos no pudieron sugerir que una dieta era mejor que otra en términos de reducción de los riesgos cardiovasculares.

La buena noticia es que se pierde el peso, aunque sólo en cantidades modestas – 1,5 a 5 kg a los 12 meses. La mala noticia es que los kilos vuelven, por lo general, antes de que aparezca la próxima ronda de libros de dietas en los estantes.

Tenga en cuenta, sin embargo, que el estudio de McGill  se ha basado en la revisión de sólo cuatro dietas.

Las dietas más populares de este año, la Mediterránea (verduras, frutas frescas, cereales integrales, aceite de oliva y frutos secos, así como aves de corral y pescado, en lugar de un montón de carne roja y grasas de mantequilla o animales), la Paleo (altas en carnes animales y algunas plantas, pero baja en granos, legumbres, aceites procesados, productos lácteos y azúcares refinados) y la «Banting» (baja en carbohidratos, alta en grasas)  no se evaluaron.

El papel del ejercicio no fue examinado

Tampoco se aborda en este estudio el papel del ejercicio, que los expertos creen que juega un papel más importante en la reducción de la cantidad de peso recuperado frente a la cantidad perdida.

El hecho es que la mayoría de los expertos sugieren que depender de una dieta singular para ayudar a deshacerse de peso no deseado es una receta para el fracaso. La pérdida de peso sostenida demanda un cambio en el estilo de vida más allá de lo que hace o de lo que no pone en su boca.

«A partir de los hallazgos de nuestro estudio, las dietas populares por sí mismas no pueden ser la solución para ayudarle a perder peso», dijo Atallah.

«Si bien esto va más allá del alcance de nuestro estudio, lo que podemos decir de la literatura existente es que una amplia intervención en el estilo de vida, en la que médicos y otros profesionales de la salud están involucrados, y que incluye alimentos sanos ingeridos con moderación, hacer ejercicio y no fumar, pueden ser más efectivas para bajar de peso y reducir los factores de riesgo para enfermedades del corazón”.

 

Categorías: Sociedad
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