Una nueva investigación sugiere que el hecho de mirar hacia abajo para ver el teléfono ejerce una fuerza de 27 kilogramos al cuello del usuario. Es como si uno pusiera 4 bolas de boliche de tamaño real de presión al cuello, y lo peor de todo es que uno lo hace varias veces por día.
Según este estudio, se gasta en promedio hasta cuatro horas al día con la cabeza inclinada hacia abajo para mirar nuestros teléfonos. Esto equivale a aproximadamente 1.400 horas al año de exceso de presión en la parte del cuello justo por encima de nuestros hombros, es decir, a la altura de nuestras vértebras cervicales. Este nuevo estudio demuestra que cada vez que lo hacemos, estamos ejerciendo alrededor de 27 kg (60 libras) de fuerza directa en el cuello. Esto equivale a un niño de ocho años de edad durante 4 horas por día sobre nuestra cabeza. Y lo peor de todo es que todavía no se sabe a ciencia cierta cuáles pueden ser los efectos a largo plazo.

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El estudio fue dirigido por Kenneth Hansraj, jefe del departamento de cirugía espinal y ortopédica en el Centro de Cirugía de Columna y Medicina de Rehabilitación de la ciudad de Nueva York. Este centro utiliza un modelo en tres dimensiones de la columna humana para medir los efectos de la flexión constante de la cabeza hacia abajo para chequear el teléfono inteligente. Teniendo en cuenta que el peso promedio de nuestra cabeza puede rondar los 5 kilos y medio, cuando se mira frecuentemente hacia abajo durante períodos prolongados, estamos aumentando la fuerza gravitatoria y el resultado es justamente una presión excesiva a la altura de las vértebras cervicales. El Dr. Hansraj explicó en la revista de tecnología quirúrgica internacional que “a medida que la cabeza comienza a inclinarse hacia adelante y abajo, la oleada de fuerza que se le aplica al cuello va en aumento progresivamente”. A los 15 grados, la presión es de 12 kg., a los 30 es de 22 kg., llegando a los 45 grados, la presión llega a 22 kg., y a 60 grados, la presión equivale a 27 kg. El peso que recibe la columna vertebral aumenta dramáticamente al flexionar el cuello hacia adelante y abajo en diversos grados. Y según las previsiones a partir de esta investigación, este tipo de tensiones a las que el cuello no está acostumbrado podrían conducir a un desgaste prematuro, desgarro, degeneración de las vértebras y posiblemente podría terminar en una cirugía para intentar corregir los daños.
Tamer Sabet, fisioterapeuta experta en lesiones de cuello explica que este tipo de dolor en la zona cervical, puede ser el resultado de una serie bastante amplia de factores como la edad, el sexo, tipo de empleo y varios tipos de estrés, incluyendo el uso del teléfono. Sabet dijo que “desde un punto de vista puramente físico, los resultados dados a conocer por esta investigación pueden tener sentido, sin embargo, el dolor puede ser provocado por innumerables motivos y este dolor puede ser multidimensional. La fisioterapeuta explicó que hay un creciente cumulo de información que se viene sumando a las investigaciones que indican que la predisposición genética, los rasgos de personalidad, los estados de ánimo, el estado físico en genera y el medio ambiente convergen en este tipo de patologías y se asocian con el dolor de cuello.

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El responsable de esta investigación admite que no es razonable esperar que todo el mundo renuncie a sus teléfonos para salvar sus cervicales, pero dice que el sólo hecho de ser consciente del problema y hacer un esfuerzo para corregir la postura podría ayudar a largo plazo.
Si bien todavía no hay casos de lesiones por el uso del teléfono, la recomendación es lograr la adopción de posturas que no ejerzan una fuerza desmedida en un sola parte del cuerpo para justamente evitar trastornos mayores. Igualmente, según la fisioterapeuta Tamer Sabet, se trata solo un modelo teórico matemático y tiene importantes limitaciones pues no se tienen en cuenta todos los factores globales que podrían ocasionar lesiones de este tipo.
En definitiva, a no tirar el teléfono por la ventana y a no asustarse; por el momento, con la corrección de la postura y la mejora de las costumbres de lectura del teléfono podría bastar para evitar trastornos mayores.
Fuente: Agencias
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