El Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia reanudaron este miércoles en La Habana el diálogo de paz que había sido suspendido tras la captura por la guerrilla de un general del ejército. Su pronta liberación permitió superar la peor crisis que sufrió el proceso que ya lleva dos años de conversaciones.
El objetivo de estos diálogos de paz es de poner punto final a medio siglo de conflicto armado en Colombia.
El jefe del equipo negociador del Gobierno, el ex vicepresidente Humberto De la Calle informó mediante un comunicado que «de esta manera se hace patente que hemos dejado atrás los acontecimientos de las anteriores semanas que generaron las dificultades que el país conoce.»
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ordenó la suspensión de los diálogos de paz luego de que las FARC capturaron al general Rubén Darío Alzate, que fue liberado semanas después, junto a dos acompañantes.
La guerra civil en Colombia ha dejado más de 200.000 muertos y millones de desplazados. Las conversaciones avanzan en medio de choques armados entre el ejército y la guerrilla debido a que el Gobierno colombiano se niega a firmar un cese bilateral del fuego con la justificación de que ello se podría prolongar las negociaciones indefinidamente.
Pese a que ambas partes se comprometieron a lograr acuerdos que permitan reducir la intensidad del conflicto, un informe de la ONU reveló esta semana que la violencia de la guerra continúa afectando a la población civil en Colombia.
En la mesa de negociaciones, las partes alcanzaron acuerdos parciales para otorgar tierras a los campesinos, sobre garantías para la participación de la guerrilla en política y sobre la lucha contra el narcotráfico.
Quedan pendientes temas complejos como la compensación a las víctimas, el fin de la violencia y la aprobación por parte de los colombianos de un eventual acuerdo de paz.
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