Detalle del afiche de la película "The Interview", del actor y director canadiense Seth Rogen.
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Una película sobre Corea del Norte: entre el miedo y el pragmatismo

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La anulación de las proyecciones de la película estadounidense “The Interview”, “La entrevista”, dirigida e interpretada por el actor canadiense Seth Rogen, a causa de las amenazas de piratas informáticos con presuntos vínculos con Corea del Norte es un tema abordado tanto por la prensa inglesa como francesa en Canadá.

En su editorial el periódico de circulación nacional The Globe and Mail sostiene que los estudios de cine a menudo se autocensuran cuando se trata de películas que abordan temas políticos. En este caso, Sony lo hizo demasiado tarde.

No es ninguna sorpresa que Corea del Norte no comparta el sentido del humor de Hollywood, dice el editorial del periódico canadiense The Globe and Mail, que luego pregunta retóricamente: ¿se permite la risa en la auto-glorificada dictadura de Kim Jong-un?

El ataque cibernético sin precedentes y la escalada de amenazas contra la empresa Sony Pictures, que empujó al estudio inclusive a cancelar una película absurdamente cómica sobre el asesinato del líder de Corea del Norte, es un hecho preocupante. Esto porque muestra el creciente poder de los piratas informáticos patrocinados por los gobiernos y la amenaza que representan para la seguridad global y la independencia de las corporaciones.

La película en cuestión “The Interview”, “La entrevista” fue la idea de la industria fílmica de una película de humor para las fiestas de fin de año. Se trata de una sátira cómica sobre el hipotético asesinato selectivo de una persona viva, de un hombre extravagantemente venerado en su propio país, aunque sólo sea una veneración impuesta a la fuerza.

La premisa de la película iba a ser problemática para cualquier persona que considere la sátira del actor y director canadiense Seth Rogen en términos geopolíticos y no simplemente como una inofensiva comedia para pasar el tiempo en los cines multi-pantallas.

Corea del Norte llamó a la película «un acto de guerra» y la posterior infiltración en la red informática de Sony ha sido vinculada por expertos de Estados Unidos a los hackers patrocinados por el gobierno norcoreano.

Más recientemente, una amenaza fue enviada a Sony advirtiéndole a la empresa que, si estrena la película «el mundo se llenará de miedo.» Las grandes cadenas de salas cinematográficas, incluyendo Cineplex Entertainment en Canadá, cancelaron las proyecciones antes de que Sony finalmente decida retirar la película.

Calcular los riesgos en el oscuro mundo de las amenazas cibernéticas no es cosa segura, y esto aún antes de hablar de la errática Corea del Norte, un Estado criminal que tiene la voluntad y el armamento necesario como para hacer realidad las caricaturas de los villanos en las películas del agente James Bond.

Como se trata de una empresa de propiedad japonesa, Sony tiene razón en considerar a la vecina Corea del Norte como un país instigador de malos comportamientos y no sólo como un producto de la fantasía de Hollywood.

Un ciberataque de esta escala es un desafío a nuestro sentimiento de seguridad. La voluntad de Sony en reconocer esta amenaza no debe ser vista como cobardía artística. Los argumentos a favor de la libertad de expresión no existen en un vacío pacífico. Ellos existen en relación con la peligrosidad de continuar promoviendo una perspectiva provocativa.

En el caso del actor canadiense Seth Rogen, cuya experiencia en comedias cinematográficas burdas puede que no le dé el derecho moral de matar a líderes vivos en sus películas, el principio artístico no es lo suficientemente fuerte como para sostener la lucha contra un oponente capaz de obligar al cierre del mercado de películas por el período de fiestas.

Hablando de modo más groseramente, las compañías cinematográficas se autocensuran todo el tiempo cuando se trata de películas con tema político.

En este caso Sony simplemente invocó su mejor juicio cuando ya era demasiado tarde, dice finalmente el editorial del periódico canadiense The Globe and Mail.

Categorías: Artes y espectáculos, Internacional, Política
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