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Ottawa examina su gestión de los islamistas radicales encarcelados

El Servicio Correccional de Canadá, SCC, responsable de las cárceles en el país, reunió discretamente a principios de diciembre pasado, a ocho expertos internacionales para estudiar las mejores prácticas en la gestión de los detenidos radicalizados y en particular los islamistas.

Ottawa financió el viaje a expertos procedentes de Estados Unidos, Inglaterra, Nueva Zelanda, Israel, Francia, España y Holanda, quienes compartieron sus experiencias “en temas como el lugar de detención, las evaluaciones de los delincuentes y la formación del personal”, afirma Sara Parkes del SCC.

El tema de la radicalización de los detenidos es candente, ya que los terroristas que cometieron el atentado contra Charlie Hebdo y la tienda judía de París, se radicalizaron juntos mientras estaban encarcelados.  En Canadá, cuatro presuntos terroristas fueron detenidos y encarcelados en menos de un mes.

En Canadá hay muy pocos extremistas religiosos en las cárceles comparado a otros países occidentales. Lo cual no impide al gobierno federal inquietarse desde hace algunos años.

Cárcel de Sainte-Anne-des-Plaines (archives)
Cárcel de Sainte-Anne-des-Plaines (archives) © PC/Jonathan Hayward

Muchos detenidos se convierten a todo tipo de religiones durante su detención pero es el Islam el que tiene mayor atracción, afirma un empleado de una cárcel quebequense que quiso guardar el anonimato.

Pascal Bélanger, coordinador general de la Asociación de Encuentros Culturales con los Detenidos, ARCAT por sus siglas en francés, que interviene en las cárceles de Laval y Sainte Anne des Plaines, constata él también que “el fervor y la práctica religiosa aumenta con la encarcelación (…) Es como un salvavidas”.

Según Belanger, las cárceles administradas por las provincias, donde los detenidos purgan penas cortas, están “desbordadas y las actividades se tienen que cancelar a veces por falta de locales libres, convertidos en dormitorios”. Lo que él califica de “falta de encuadramiento” dejaría los detenidos a su propia suerte y “ahí hay espacio para los reclutadores”, afirma Pascal Bélanger.

Varios expertos dudan que Canadá haga todo lo necesario para evitar la radicalización de los presos, sobre todo después de las recientes compresiones entre los capellanes. De los 80 capellanes restantes, ninguno es musulmán. El último imán presentó su renuncia en signo de protesta y fue reemplazado por un católico sin ninguna experiencia de trabajo en las cárceles. Y por tanto, el imán Yasin Dwyer, era especialista en la desradicalización de los islamistas. Él era partidario de un enfoque de acompañamiento de los detenidos radicales.

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