El presidente ruso Vladimir Putin no participará este martes en el principal evento que marcará el 70 aniversario desde que las tropas soviéticas liberaron el campo de exterminio de Auschwitz en Polonia.
Este evento se llevará a cabo mientras continúan en Ucrania los combates entre tropas gubernamentales y fuerzas separatistas pro-rusas y surgen advertencias sobre el resurgimiento del antisemitismo en Europa.
La conmemoración en el antiguo campo de exterminio, ubicado al sur de Polonia donde entre 1940 y 1945 los nazis dieron muerte a cerca de 1,5 millones de personas, en su mayoría judíos europeos además de prisioneros políticos, soldados rusos, gitanos, homosexuales y otros grupos, podría ser el último aniversario al que acudan muchos de los sobrevivientes. Los más jóvenes entre ellos tienen más de 70 años.
Se espera que unos 300 sobrevivientes asistan a esta conmemoración, número inferior en comparación a los 1.500 que participaron hace 10 años a un evento similar y al que sí acudió Putin.
Polonia ha criticado las acciones rusas en la vecina Ucrania, donde tras un polémico referéndum, Moscú anexó Crimea en marzo luego del derrocamiento del entonces presidente ucraniano Viktor Yanukóvich. La OTAN acusa a Rusia de enviar soldados y equipos a las fuerzas separatistas pro-rusas en el este del país.
Cauteloso ante las posibles consecuencias políticas, Polonia no envió una invitación diplomática completa a Putin. En su lugar asistirá su jefe de gabinete, Sergei Ivanov.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, el francés, Francois Hollande, y el alemán Joachim Gauck tienen previsto participar en estas conmemoraciones en el lugar, que ahora es un museo.
Hollande realiza el viaje a tres semanas de la muerte de 17 personas en París, tras tres días de violencia cuando militantes islamistas atacaron al semanario satírico Charlie Hebdo y un supermercado kosher.
Judíos europeos han advertido sobre un creciente sentimiento antisemita en Europa, alimentado por la indignación causada por las políticas del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, en Oriente Medio. A esto se suman las tensiones sociales atizadas por la desigualdad, la discriminación y los problemas económicos, que han contribuido al surgimiento de movimientos de extrema derecha.
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