Nuevos casos de agresión contra personas sin techo arrojan sombras sobre la reconocida caridad canadiense hacia quienes se encuentran en una situación de desamparo.
La semana última, un empleado de una reconocida cadena de cafeterías desalojó de la entrada de su local a dos itinerantes que dormían en el lugar, arrojándoles agua sobre sus cuerpos y pertenencias, en momentos en que las temperaturas eran de varios grados bajo cero en Montreal.

El hecho ocurrió el viernes 6 de febrero, cuando una persona salió de un local de Tim Hortons y roció con agua a un itinerante que dormía cerca de la puerta del comercio. Este, tras despertar entre gritos, tomó sus pocas pertenencias y a su perro mojados y partió en busca de refugio en otro lugar.
La escena se repitió poco más tarde con otro sin techo.
La situación llevó a algunas personas a iniciar una campaña en las redes sociales, invitando al público a boicotear a la cafetería.
Responsables de la empresa se excusaron por la acción de su empleado y dijeron que la misma no refleja la filosofía de su negocio.
No es la primera vez
Este acto se suma a una serie de sucesos ocurridos en los últimos tiempos, que tuvieron a los sin techo como víctimas.
De hecho, el año último el propio alcalde de Montreal, Denis Coderre, tuvo que tomar cartas en el asunto, cuando los responsables de una librería habían instalado unos picos de metal que tenían por objeto evitar que los sin techo pudieran sentarse frente a sus vidrieras.

En esta ocasión, el escenario de los hechos se situó en el cruce de las avenidas Berri y Sainte-Catherine, en pleno centro de Montreal, una de las zonas de la ciudad donde se puede ver circular a gran cantidad de personas sin techo. La presencia numerosa de las mismas se debe, entre otras razones, a que cerca de allí se encuentran algunos de los organismos que dan refugio a las personas que no cuentan con un hogar.
Al respecto, fue el propio alcalde quien recordó que los itinerantes son una realidad de la ciudad y se comprometió a evitar que esta se vuelva agresiva hacia quienes se encuentran en la penosa realidad de tener que vivir en la calle.
Una encuesta realizada tiempo atrás en Toronto, la ciudad más grande de Canadá, reveló que el 40 por ciento de la gente sin techo había sido víctima de algún acto de violencia y que 21 por ciento de las mujeres habían sido violadas. Los varones que viven a la intemperie tienen una probabilidad de ser asesinados que es 9 veces mayor al resto de la población masculina. Otros peligros son las lesiones voluntarias o involuntarias y la muerte provocada por accidentes de tránsito y la sobredosis de drogas y alcohol.
Números que gritan
Tratándose de un país desarrollado y considerado uno de los de mayor estándar de vida en el mundo, Canadá cuenta, no obstante, con un número extenso de personas que no tienen un techo bajo el cual poder dormir. En el caso de Montreal, las cifras de itinerantes varían según el organismo o estudio que se tome en cuenta. Los datos más conservadores hablan de 15.000 personas que viven en la calle, mientras que otros los ubican en no menos de 30.000. Entre ellos, un 70 por ciento son hombres, aunque la proporción de mujeres va en aumento.
La tercera parte de las personas sin techo tiene entre 40 y 44 años y cerca de la mitad padece el problema del consumo de drogas o de alcohol.
Según cifras correspondientes a marzo de 2011, Montreal dispone de 751 camas para albergar a personas sin techo por corto tiempo y otras 900 plazas para estadías de media y larga duración.

La salud no acompaña
Un estudio de la Organización Panamericana de la Salud afirma que “las personas sin hogar tienen mayor morbilidad y mortalidad que el resto de la población y se encuentran con importantes barreras en su acceso a la atención sanitaria”.
El mismo documento afirma que los jóvenes que viven en la calle tienen una tasa de mortalidad 9 veces mayor para los hombres y 31 veces para las mujeres.
Entre los problemas de salud que aquejan más frecuentemente a los itinerantes podemos citar las convulsiones, la neumopatía obstructiva crónica, la artritis y otras dolencias musculoesqueléticas. Además, carecen de controles adecuados de males como la hipertensión, la diabetes y la anemia. Infecciones respiratorias, bucales, cutáneas, pediculosis se suman a la larga lista de trastornos de salud que enfrentan los sin techo.
Para completar un cuadro verdaderamente alarmante, debe sumarse el riesgo de contraer tuberculosis, el Sida y otras enfermedades sexuales.
Según los especialistas y organismos que trabajan en el la problemática de quienes carecen de hogar, el sistema público de salud no está suficientemente preparado para brindar cuidados adecuados y preventivos a los itinerantes.
Buscando soluciones
Mientras que muchos estiman que la enorme red de organismos de asistencia y beneficencia es insuficiente para dar albergue a todos los sin techo y que el presupuesto destinado por las autoridades al socorro de esas personas es exiguo, meses atrás una empresa de Vancouver, en el oeste canadiense, dio a conocer una iniciativa poco convencional a la hora de sumar esfuerzos contra la itinerancia: se trata de un refugio que se coloca sobre los bancos de parques y plazas.
El dispositivo, compuesto por dos planchas de cartón prensado, se mantiene plegado durante el día, permitiendo que cualquier persona pueda sentarse en el banco, pero durante la noche, se abre una de sus hojas, formando un techo que cubre todo el asiento a lo largo y a lo ancho, brindando cobijo al itinerante.

La idea, que debería ser perfeccionada para aislar al usuario de las bajísimas temperaturas que se registran en invierno en Montreal y otras urbes canadienses, constituye una apuesta por la creatividad y la convivencia, lejos de los vasos de agua o los pinches de metal ensayados por la intolerancia.
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