¿Está obsoleto el cambio de hora?

Este domingo 8 de marzo, además de haber sido el Día Internacional de Mujer, fue también el día del cambio de hora en este país. Y aunque Canadá siga persistiendo en alternar la hora de invierno y la hora de verano, numerosos países en el mundo están abandonando esta medida que de hecho, tiene efectos negativos en la salud humana.

Fue un 16 de abril de 1784 que Benjamín Franklin evocó por primera vez en el diario francés Le Journal de Paris, la posibilidad de cambiar de hora, pero la idea quedó en nada, por decirlo de alguna forma, hasta 1907 cuando el británico William Willet comenzó una campaña contra “el desperdicio de la luz”. Alemania fue el primer país en adoptar el cambio de hora en 1916, seguido muy rápidamente por Inglaterra y Francia en el mismo año.  Otros países europeos adoptarían la misma medida con el correr del tiempo.

Aquí en Canadá, fue en 1918, durante la Primera Guerra Mundial cuando la Cámara de los Comunes de Ottawa adoptó la Ley sobre la utilización de la luz del día para economizar electricidad y maximizar así la utilización del período de Sol durante el verano.  En 2006, casi 100 años después, Canadá adoptó la Ley sobre el tiempo legal que normalizaba la hora con Estados Unidos, que acababa de adoptar la Ley de Política Energética (Energy Policy Act) en 2005, cuyo principal objetivo era de economizar energía en una óptica ambiental.  Desde 2007, el período de aplicación de la hora avanzada se alargó de entre 4 y 5 semanas, puesto que avanzamos la hora el segundo domingo de marzo (en vez del primer domingo de abril) y regresamos a la hora normal el primer domingo de noviembre (en vez del último domingo de octubre).

Una medida obsoleta, instituida  al principio para economizar electricidad, lo cual no tiene más ningún sentido en el contexto de sobreconsumo de energía actual, dice Joseph de Koninck, profesor de psicología y director del Laboratorio de investigación sobre el sueño de la Universidad de Ottawa.