Steven Blaney, ministro de Seguridad Pública de Canadá, dijo que se necesitan nuevas medidas antiterroristas para “proteger a la población de los extremistas que odian los valores canadienses.”
Mientras comenzaban en el Parlamento en Ottawa los testimonios en torno al proyecto de ley federal C-51, la llamada legislación antiterrorista, presentada por el gobierno conservador, el ministro Blaney declaró este martes que el movimiento yihadista internacional ha «declarado la guerra a Canadá» y a otros países alrededor del mundo.
El Comité de seguridad pública en el Parlamento canadiense escuchará las declaraciones de más de 50 testigos durante las próximas semanas.
Los conservadores presentaron aceleradamente ese proyecto de ley, que otorga mayores poderes de vigilancia e interferencia al Servicio canadiense de seguridad e inteligencia (CSIS), tras el asesinato de dos soldados canadienses en octubre pasado.
La legislación presentada por los conservadores le dará a CSIS la capacidad de intervenir en los planes de ataques terroristas, le facilitará a la policía establecer límites a la movilidad de un sospechoso, ampliará la lista de las personas que no podrán volar en avión, combatirá la propaganda terrorista y eliminará las barreras para compartir información relacionada con la seguridad.
Según los conservadores, estos nuevos poderes de interferencia no se aplicarán a las protestas «legales» ni a la disidencia.
Según los críticos de esta ley, ésta podría ser utilizada contra aquellos activistas que protesten sin haber obtenido antes un permiso oficial.
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