Expertos españoles en antropología forense confirmaron no tener más dudas de haber encontrado en un monasterio de Madrid, los huesos pertenecientes al escritor español Miguel de Cervantes Saavedra.
El equipo dirigido por Francisco Etxeberria dijo no tener lo que se conoce como «pruebas matemáticas», pero contar con datos históricos, arqueológicos y antropológicos que la investigación iniciada en abril 2014 ha arrojado.
«Son muchas las coincidencias y no hay discrepancias», dijo Etxeberria, quien al admitir la falta de una prueba de ADN, se decalró optimista. «Todos los miembros del equipo estamos convencidos de que tenemos fragmentos de los restos de Cervantes».
Las excavaciones han permitido hasta ahora el descubrimiento de los restos de 15 cuerpos en la cripta del monasterio de Las Trinitarias Descalzas, informó el antropólogo forense Etxeberría.
Debido a que el equipo científico no fue capaz de aislar la osamenta que pertenece al autor de Don Quijote, en breve quieren extraer ADN de los huesos, aunque no están seguros que esto será posible.
Miguel de Cervantes tiene ningún descendiente conocido. El escritor fue enterrado en el monasterio en 1616, pero la construcción en los años siguientes hacen difícil localizar el lugar exacto de su último descanso.
Los funcionarios esperan que la búsqueda, que costó 160 000 euros, o 227 000 dólares canadienses, ofrecerá al escritor un entierro que le hará justicia.
Algunos elementos clave para identificarlo
Los expertos creen contar con una evidencia clara de que es Cervantes ya que poco antes de morir a los 69 años, escribió que sólo tenía seis dientes. Además, sus cicatrices lo delatan ya que se sabe que en 1571, el escritor resultó herido durante la batalla de Lepanto.
En la nave de La Marquesa en la que viajaba en el momento de sufrir el ataque, Cervantes fue encontrado con tres tiros de fusil, dos en el pecho y uno en la mano. En enero de este año, los arqueólogos habían encontrado fragmentos de un ataúd con las iniciales MC y los huesos, pero no habían confirmado que pertenecieran a Miguel de Cervantes
Si todo este descubrimiento se confirma por las pruebas de ADN, su conclusión se estará produciendo casi cuatro siglos después de la muerte del autor de El Quijote, en 1616, y coincidirá con el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte de la obra, considerada una de las más importantes de la literatura universal.
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