El primer ministro de Canadá, Stephen Harper, aprueba la utilización de armas de fuego por parte de los ciudadanos que deseen defenderse ante una amenaza, en caso de ausencia policial.
El mandatario hizo pública su posición en una declaración realizada el jueves último, que pasó desapercibida para la mayoría de los analistas y el público en general, en el marco del congreso anual de la Asociación de Municipalidades Rurales de Saskatchewan, el centro del país.
Al responder a una pregunta sobre el registro de armas de fuego, por cuya anulación la administración conservadora ha bregado en numerosas ocasiones, Harper utilizó el ejemplo de la familia de su esposa, que habita en un entorno rural, para dejar en claro su posición sobre las armas de fuego. En la ocasión, el primer ministro sostuvo que las armas deben servir para “brindar un cierto nivel de seguridad, cuando la asistencia policial no se encuentra disponible en forma inmediata.
Esas declaraciones fueron utilizadas por los conservadores para solicitar apoyo a la causa de los propietarios de armas de fuego.
En octubre último, el ministro federal de la Seguridad Pública, Steven Blaney, presentó el proyecto de ley C-42, que propone fusionar los dos permisos necesarios para la propiedad de armas de fuego, el de adquisición y el de posesión, en un documento único.
Blaney justificó la iniciativa apelando también al argumento de que el mismo busca reforzar la seguridad de los canadienses.
En agosto último, el ministro de Justicia, Peter MacKay, había sido fotografiado con una camiseta con identificación de la Asociación Canadiense de Armas de Fuego, un grupo de presión a favor de la posesión de armas. La prenda muestra el emblema de Canadá, una hoja de arce, que se confunde con la figura de un arma de fuego prohibida en el país y la leyenda “sin compromisos”.
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