Correr la maratón de Boston es un sueño para los corredores de todo el mundo. Y el próximo mes, Tracy Garbutt estará entre las decenas de miles de personas que lo harán. Pero el desafío del canadiense va más allá de llegar a la meta.
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El Maratón de Boston es el 42K más antiguo del mundo de celebración anual, ya que tuvo su primera edición en 1897, un año después de que la gesta del soldado griego Filípides fuera revivida en los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna, en Atenas. Este año se corre la edición 119° de manera ininterrumpida.
El Maratón de Boston no es para novatos y por lo mismo es quizás el que tiene mayor índice entre corredores que inician y llegan a la meta. Por todo esto, participar en Boston es la mayor aspiración de los maratonistas recreativos. Y esto lo saben, Tracy Bargutt y Mike Malyk
Corren juntos por las calles. Parecen dos amigos.
Pero hay más que una amistad entre Tracy Bargutt y Mike Malyk.
Tracy Bargutt, de 43 años de edad, de la ciudad de Winnipeg, en Manitoba, participará en la carrera más prestigiosa del mundo con su gran amigo y guía a su lado, porque Garbutt es legalmente ciego.
Cuando corren, esto es lo que Mike Malyk ve.
Llegar a clasificarse necesita de mucha perseverancia. Más aún cuando no se ve a centímetros de distancia.
«Es como el santo grial de las maratones, cuando comienzas a fijar ese objetivo en tu mente, lo deseas tanto que ya no puedes parar” dice.
Garbutt tiene una enfermedad hereditaria de los ojos que empeora a medida que envejece. Es como una visión de túnel que se hace cada vez más estrecha.
Durante la última década ha estado corriendo con su amigo Mike Malyk. Los dos corren conectados por una cuerda de ejercicio, y Malyk le va advirtiendo a Garbutt sobre los peligros en la carretera mientras corren uno al lado del otro.
¿La peor parte del entrenamiento en Winnipeg? Sin lugar a dudas, los baches. Malyk admite que a veces se golpean con los baches en el camino, literalmente.
«Hay un puente que se quedó con parte de la piel de Tracy,» bromea Malyk añadiendo:
«Tengo que ver por dónde van sus pies, tengo que ver dónde va su cabeza. Es una vigilancia constante. Así que me fijo en los baches, en las ramas, en los coches, si hay hielo, tengo que advertirle sobre el hielo».
Los dos corren juntos en el exterior una vez por semana. Garbutt se entrena también en el gimnasio cinco veces a la semana.
En Boston, este año, hay 70 lugares disponibles para los corredores con discapacidad visual. Garbutt dice que han logrado clasificarse solo 21, y que él es uno de los cinco canadienses registrados actualmente.
Para inscribirse al maratón de Boston hay que cumplir con un tiempo máximo acorde al género y la edad en otras competencias que estén certificadas como “Boston Marathon Qualifiers”. Sus marcas muy demandantes
En el caso de los corredores con discapacidad visual, necesitan clasificar en la maratón con un tiempo de cinco horas. Garbutt y Malyk esperan terminar la carrera de este año en 4 horas y 20 minutos.
Por supuesto, que correr la maratón de Boston va más allá de terminarla, simplemente. Garbutt admite que está nervioso de solo pensar en la línea de largada, empujado por miles de corredores, cuando comienza la carrera.
«Probablemente voy a sentir náuseas», dice. «Quiero sentirme bien al final, así que se trata realmente de atravesar la línea de meta, sentirse bien y disfrutar de la carrera y del ambiente de locura de Boston.»
Garbutt ha corrido ya dos maratones anteriormente, pero dice que este es su primer y único intento de participar en la maratón de Boston. Él espera que su carrera inspire a otros a lograr sus propios objetivos.
«Si tienes un sueño, hay que ir a por él», dice Garbutt: «Espero que la gente encuentre sus sueños o aspiraciones y los realicen.»
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