Los estudios que muestran los efectos de las conmociones cerebrales en el cerebro se acumulan, pero investigadores de Quebec han descubierto que tendrían un impacto mucho más global: afectarían además al ritmo cardiaco.
EscucheEl deporte de contacto es una de las principales causas de conmoción cerebral. Determinar cuándo se puede volver a jugar es una decisión difícil, porque no hay ningún dispositivo accesible y sencillo que ayude a determinar inmediatamente si el jugador acaba de sufrir una conmoción cerebral.
El neuropsicólogo David Ellemberg de la Universidad de Montreal estudia los efectos de las conmociones cerebrales en atletas desde hace muchos años. Él busca una herramienta fiable para el diagnóstico de las conmociones cerebrales y permitir un retorno seguro al juego.

«Hasta ahora, lo que pensábamos de la conmoción cerebral, es que afecta a las funciones cerebrales superiores: la memoria, la atención, las capacidades auditivas. Pero nos dimos cuenta de que probablemente todas las diferentes funciones del cerebro se ven también afectadas. Entonces, la conmoción cerebral tiene un impacto mucho más amplio. » – David Ellemberg
Una de las funciones afectadas sería la del latido del corazón, una función automática controlada por el sistema nervioso autónomo. Situada en la base del cerebro, envía señales 24 horas sobre 24 para ralentizar o acelerar el corazón, para permitirle en todo momento proporcionar la cantidad correcta de sangre oxigenada.
El investigador y su alumno Joseph Abaji verificaron el latido del corazón de jóvenes atletas después de una conmoción cerebral y lo compararon con el de los atletas que no tuvieron conmoción cerebral. Se utilizó un dinamómetro, un dispositivo que mide la fuerza aplicada por la mano cuando aprieta el aparato. Se les pidió a los atletas de sostener el mango del dinamómetro utilizando un 30% de su fuerza durante tres minutos. Este zo sostenido es suficiente para hacer reaccionar al corazón.

El profesor Ellemberg explicó que esta prueba es segura, ya que no requiere que el atleta corra o salte cuando se sospecha que sufrió una conmoción cerebral.
Los latidos del corazón han sido capturados durante el esfuerzo con el dinamómetro y en el descanso, y se midió la variabilidad de la frecuencia cardíaca – es decir, los intervalos entre los latidos del corazón – para ver si el corazón se ajustaba bien a la demanda.
En reposo, los resultados fueron los mismos. Pero durante el esfuerzo, el corazón de los atletas que sufrieron una conmoción cerebral responde dos veces menos bien respecto al de los atletas sin conmoción. El corazón tiene dificultades para adaptarse a la demanda durante un esfuerzo físico y eso puede durar hasta seis meses después de la conmoción cerebral.
Para David Ellemberg, los resultados del estudio implican que tenemos que cambiar la forma de hacer las cosas. Pero cree también que ha identificado un fenómeno fisiológico que es fácil de medir, objetivo y confiable.
«Hasta ahora, todo lo que se hace o casi todo lo que se hace en el campo para el diagnóstico de las conmociones cerebrales y prever el regreso al juego, se hace siempre cuando el atleta está en reposo. Sin embargo, nuestros resultados indican que no, que es durante el esfuerzo físico que ciertos eventos neurofisiológicos y algunos déficits neurofisiológicos emergen. »
– David Ellemberg
Conclusiones muy importantes a sabiendas de que después de una primera conmoción cerebral, el cerebro queda marcado y está en riesgo de tener otra.
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