El Salvador tuvo más homicidios en marzo que cualquier otro mes en una década, un hito oscuro que algunos atribuyen al colapso de una tregua de pandillas y que podría marcar una futura tendencia de mayor violencia. Los datos de la Policía Nacional Civil muestran 481 homicidios registrados el mes pasado, o más de 15 al día. El inicio de abril no es mejor, con 73 asesinatos reportados en los primeros cinco días. A este ritmo, El Salvador está en camino de superar a Honduras como el país más peligroso en tiempo de paz en el mundo.
La violencia entre pandillas, así como los ataques contra la policía y los salvadoreños en general tienen por objetivo, según las autoridades, presionar al gobierno a negociar cuestiones planteadas anteriormente como parte de una tregua de dos años que se vino abajo en 2014. Otros lo ven como una reacción al enfoque de mano dura del nuevo gobierno contra las dos principales pandillas del país, Mara Salvatrucha y Calle 18.
Desde que asumió el cargo en junio, el presidente de El Salvador, Sánchez Cerén, se ha opuesto abiertamente a cualquier negociación con las pandillas, que según diversas estimaciones tienen hasta 70.000 miembros en un país de seis millones de habitantes. Unos 10.000 de ellos están en la cárcel.
Sánchez Cerén, un ex líder de la guerrilla durante la guerra civil de El Salvador, envió a los líderes de las pandillas de nuevo a cárceles de máxima seguridad, sacándolos de las instalaciones menos restrictivas donde se encontraban antes. Su gobierno permite también a la Policía Nacional portar armas fuera del trabajo y les aconseja usarlas sin temor en el cumplimiento del deber o en defensa de la vida, incluido la propia. Muchos de los ataques de las pandillas se han dirigido contra la policía.
La matanza de los oficiales de policía también aumentó
En lo que va de este año, los pandilleros han matado a 19 policías, en comparación con 39 en todo 2014, según cifras oficiales.
«Las pandillas quieren deliberadamente aumentar los números, las cifras, para tratar de presionar y arrinconar a las instituciones y todo el país», dijo Mauricio Ramírez Landaverde, director de la Policía Nacional Civil.
Sin embargo, para algunos cercanos a las pandillas, las nuevas políticas del gobierno están provocando la violencia.
«Todo lo que está ocurriendo era previsible. Esto podría ser detenido en cuestión de días», dijo el ex legislador y guerrillero Raúl Mijango, quien desde 2012 hasta 2013 participó en la negociación de la tregua. «La decisión de transferir los líderes de la banda a la cárcel de máxima seguridad conocida como» Zacatraz ‘(después de la infame prisión de Estados Unidos, Alcatraz) estimuló la reacción de las pandillas, que incrementaron sus ataques contra la policía y la comunidad. »
La tregua, negociada bajo el presidente anterior, Mauricio Funes, hizo caer los homicidios de un promedio de 14 por día a 5 durante más de 16 meses. Los críticos de la tregua dijeron que las pandillas manipulaban el recuento de homicidios ocultando a sus víctimas, aunque no hubo números sólidos para demostrarlo. Pero los salvadoreños en las áreas controladas por pandillas dijeron que la tregua permitió aumentar el poder de las pandillas y que se aprovechaban de los ciudadanos a través de la extorsión y el terror.
El número de homicidios comenzó a subir de nuevo en junio de 2013 y nunca volvió a bajar. Los observadores y expertos coinciden en que la creciente violencia está vinculada al fin de la tregua.
Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.