Los primeros ministros de las provincias y territorios de Canadá se reunieron en la ciudad de Quebec esta semana para discutir de medio ambiente y de clima, tomando en cuenta también los objetivos de la cumbre mundial del clima que se llevará a cabo en París este año.
Christiana Figueres de la ONU resumió el sentir general de esa reunión con una pregunta: «¿Qué va a hacer Canadá ahora?” Porque sólo un pequeño número de países industrializados aún no han proporcionado sus metas a la ONU para la reducción de gases de efecto invernadero (GEI): Japón, Australia, Nueva Zelanda y Canadá.
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A principios de octubre, la ONU «trazará una línea en la arena», explicó la secretaria ejecutiva de la Convención marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. La ONU recogerá en ese momento los objetivos propuestos por cerca de 200 países, y eso, en previsión de la importante cumbre del medioambiente prevista en París en diciembre.
Los que no han proporcionado sus datos no aparecerán en la fotografía final. El objetivo de la cumbre es lograr un acuerdo climático internacional para contener el calentamiento global por debajo de 2 ° C
Canadá está retrasado, como lo recordó el ministro del Medio Ambiente de Quebec David Heurtel:
«El problema ahora es que no sabemos lo que Ottawa quiere hacer. Ellos tenían un límite, el 31 de marzo, para presentar su plan de acción en la lucha contra el cambio climático para la conferencia de París en diciembre; nada ha sido presentado a las Naciones Unidas. » – El ministro de Medio Ambiente de Quebec, David Heurtel
En Panamá, donde participó en la Cumbre de las Américas hace algunos días, el primer ministro Stephen Harper anunció que Ottawa revelaría sus objetivos en junio en Alemania, en la cumbre del Grupo de los Siete países más industrializados (G7).
El primer ministro de Quebec, Philippe Couillard, dijo estar «muy preocupado» por este plazo de tiempo y «un poco sorprendido». Porque, señaló, todavía «no han empezado a trabajar juntos.»

Y sin ninguna implicación o participación activa de las provincias y territorios, ¿cómo podrá Ottawa establecer objetivos realistas para reducir los gases de efecto invernadero? preguntó el primer ministro de Quebec, Philippe Couillard.
«Tiene que haber una consulta, un diálogo. Nosotros, las provincias, anunciaremos nuestros objetivos recién en septiembre. Tenemos un trabajo técnico que hacer. » – El primer ministro de Quebec, Philippe Couillard
Los primeros ministros presentes en la reunión en Quebec produjeron una declaración conjunta en la que piden al gobierno federal de trabajar en «asociación».
Una asociación que aún no se ha establecido
En cartas enviadas a sus homólogos provinciales, la ministra federal del Medio Ambiente Leona Aglukkaq instó a las provincias a enviar más información sobre las emisiones de gases de efecto invernadero. A lo que el ministro del Ambiente de la provincia de Ontario, Glen Murray, respondió que el gobierno federal no estaba en condiciones de exigir una rendición de cuentas a las provincias en materia de reducción de gases de efecto invernadero.
Glen Murray escribió en Twitter que Ottawa no toma «ninguna iniciativa» no ofrece «ningún apoyo a las provincias» y se limita a «criticar» iniciativas provinciales, como el nuevo mercado de carbono Quebec-Ontario.
El lunes, la primera ministra de Ontario, Kathleen Wynne anunció que su provincia se unió a Quebec y al estado de California en un sistema de límites máximos y de intercambio de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Cumplir con sus responsabilidades
En opinión de Christiana Figueres de la ONU, Canadá no está en una posición que le permite esquivar sus responsabilidades. «Porque, aunque Canadá es responsable de sólo el 2% de las emisiones globales, es el noveno país más grande del mundo en términos de emisiones,» dijo ella.
Figueres destacó que los canadienses tienen carbón, petróleo, gas y energía renovable aún sin explotar. Es su responsabilidad encontrar una manera de organizar sus recursos con el fin de establecer un modelo «que produzca emisiones cada vez más bajas de carbono».
«¿Cómo se puede esto no sólo protegiendo los empleos, sino creando? Cómo proteger a las economías altamente vulnerables, como Alberta, que enfrenta un gran déficit y una disminución dramática en los precios del petróleo? El señor Prentice, primer ministro de la provincia petrolera de Alberta dijo él mismo que había una guerra en los precios del petróleo. Canadá no puede ganar esta guerra, ni a corto ni a largo plazo. » – Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático

Christiana Figueres cree que Ottawa y las provincias tienen que trabajar juntos en estos temas.
«En todas partes, reconocemos el importante papel de los Estados federados, de las regiones, en este tema del cambio climático. ¿Por qué? Debido a que es en nuestro nivel que se encuentran los principales impactos, y las principales palancas de acción también. » – El primer ministro de Quebec, Philippe Couillard
Una ausencia importante
La ausencia más pronunciada en la reunión de Quebec fue la del premier Jim Prentice de Alberta. Recordemos que Alberta es, de todas las provincias canadienses, la que tiene las más altas tasas de emisiones de carbono, el principal gas de efecto invernadero.
Según el organismo medioambiental canadiense, Instituto Pembina, los primeros ministros que se reunieron en Quebec deben considerar los efectos adversos de las tuberías en su estrategia ambiental. «La industria de las arenas bituminosas es el sector que tiene el mayor aumento de las emisiones de carbono en Canadá», dicen los autores de un informe publicado el martes por el Instituto Pembina.
«Esto significa que la infraestructura propuesta, tales como el oleoducto de Energía Este tendrá un impacto significativo en la capacidad de la federación para cumplir con sus objetivos de reducción de emisiones. »
«Para que la estrategia establecida por todas las provincias sea creíble y eficaz, debe tener en cuenta todas las emisiones asociadas a los proyectos de infraestructuras «, escriben los miembros del Instituto Pembina.
El año pasado, los economistas había concluido que poner un precio a las emisiones de carbono era la manera más efectiva de cumplir las metas de Canadá para reducir gases de efecto invernadero, y que los gobiernos provinciales estaban en mejores condiciones para estructurar sus propios programas.
Los objetivos de Canadá para los GEI son ilusorios, dicen los ecologistas
Los objetivos de Canadá de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) son una ilusión que se hará humo si el crecimiento de la explotación de las arenas de petróleo continúa al mismo ritmo.
Una recopilación de datos de Medio Ambiente Canadá y de otras fuentes del gobierno federal publicados la semana pasada por grupos ambientalistas indican que las emisiones de gases de efecto invernadero de Canadá han aumentado en un 18% desde 1990 y que tres cuartas partes de este aumento es atribuible a la producción de hidrocarburos extraídos de las arenas de Alberta.
El análisis, llevado a cabo por los grupos ecologistas Greenpeace y Defensa del Medio Ambiente, concluyó que para lograr los modestos objetivos canadienses de reducción de los GEI en 2020 se requeriría que toda la flota automotriz canadiense se convierta a la electricidad en cinco años, un objetivo totalmente irrealista.
Alberta, con sólo el 11% de la población canadiense, produce más gases de efecto invernadero que Quebec y Ontario combinados, y al ritmo actual de crecimiento, producirá más en 2020 que las dos provincias y Columbia Británica juntas, que representan 75% de la población.
Los objetivos canadienses de aquí al 2020, son, entre otros, una reducción de 17% de las emisiones de 2005.
Según las organizaciones ambientales, es imposible alcanzar tal objetivo, sin reducir la producción de las arenas petrolíferas.
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