En 1967, coincidiendo con el centenario de la Confederación Canadiense, el gobierno federal decidió crear la Orden de Canadá, que es la condecoración civil canadiense de mayor rango. Este reconocimiento es otorgado a aquellas personas que por sus actos se han convertido en ciudadanos ejemplares, debido a sus contribuciones a lo largo de su vida.
También es otorgada a los esfuerzos realizados por personas no-canadienses que han contribuido con sus acciones a que el mundo sea un mejor lugar.
El lema de la Orden de Canadá en latín es desiderantes meliorem patriam, que significa «Ellos desean una patria mejor», inspirado en la Epístola a los Hebreos 11:16, 1.
El sistema de la Orden de Canadá está organizado en tres niveles. Acompañante, Oficial y Miembro.
Un reciente editorial del periódico de mayor tiraje, el Toronto Star, volcó su atención a esta condecoración.
El editorial, publicado este pasado lunes, sostiene que el plan de Ottawa para reformar la Orden de Canadá merece apoyo siempre y cuando esta reforma haga el proceso más transparente y evite los prejuicios partidistas.
El Toronto Star señala que la Orden de Canadá sirve para reconocer a aquellos canadienses que han «enriquecido las vidas de los demás y hecho una diferencia en este país.» Pero hay una sensación molestosa y persistente de que la Orden de Canadá no ha sido otorgada de manera justa y proporcional como debería serlo.
El Gobierno canadiense prometió corregir esta situación al anunciar el presupuesto federal la semana pasada, indicando que habrá reformas, entre ellas la de aumentar la presencia de aquellos «sectores no representados.» En principio, el objetivo es digno, pero los detalles son vagos.
Dada la naturaleza exageradamente partidista del gobierno del primer ministro conservador Stephen Harper, existe la preocupación de que serán más miembros del partido y personajes al servicio de los conservadores los nominados para recibir esta alta condecoración civil canadiense. Esto sería una farsa total.
Más de 6.000 personas fueron admitidas a la Orden de Canadá desde su creación en el año del Centenario de Canadá en 1967. Ha llegado el momento para iniciar una nueva conversación nacional sobre quién debería ser reconocido, señala el editorial del Toronto Star.
De acuerdo con el gobernador general David Johnston, la condecoración oficial de Canadá necesita llegar a una sección más amplia que la compuesta por las personas que hasta ahora la han recibido. En esto tiene razón.
Johnston celebró el compromiso del gobierno de invertir cerca de 13 millones y medio de dólares en los próximos cinco años para lograr un cambio y expresó su preocupación por el tema de la representación regional y de género. Por cada mujer nominada a la Orden de Canadá se proponen los nombres de tres hombres, informó su oficina.
Por otra parte, un análisis realizado por el periódico Ottawa Citizen en 2011 encontró que las personas que viven en la región del Atlántico fueron incluidas en la Orden a un ritmo muy superior por habitante, en comparación a la población del oeste de Canadá. Por otra parte, artistas y autores recibieron estos honores con una frecuencia cada vez mayor.
Quizá todas las condecoraciones otorgadas fueron bien merecidas. Y quizá la gente en el Atlántico canadiense hizo un mejor trabajo para mejorar el país. O quizá hay un sesgo de favoritismo en esta premiación. Una mirada seria el proceso de adjudicación, incluyendo un examen de los criterios de elegibilidad y selección, servirán para aclarar la cuestión y despejar el camino hacia una reforma.
Se debe hacer un esfuerzo particular para mantener el sistema libre de interferencias partidistas. Y se debe enfatizar vigorosamente en el reconocimiento del trabajo de aquellas personas que en los diversos ámbitos de la vida trabajan como voluntarios para ayudar a los demás, y que no solamente deberían ser reconocidos los famosos y poderosos.
Por casi 50 años, muchos de los canadienses más brillantes, los mejores y de mayores logros han sido honrados con la Orden de Canadá. Hacer que este proceso sea más equilibrado y abierto a una gama más amplia de personas de mérito ayudará a dar más brillo a la más preciada de las condecoraciones en Canadá, dice finalmente el editorial del periódico canadiense The Toronto Star.
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