Las autoridades federales mexicanas detuvieron este jueves a un ex jefe policial presuntamente involucrado en la desaparición de 43 estudiantes ocurrida en el Estado de Guerrero hace más de siete meses.
Este caso, que todavía no ha sido resuelto, abrió un período de severas críticas y protestas contra el gobierno del presidente mexicano Enrique Peña.
Mediante comunicado, la Secretaría de Gobernación informó que Francisco Salgado, ex subdirector operativo de la policía municipal de la ciudad de Iguala, en el sureño Estado de Guerrero, fue detenido en el Estado de Morelos, vecino a la capital del país.
Salgado, de 41 años, habría participado en la detención y entrega de los estudiantes a miembros de la delincuencia organizada. También habría recibido dinero de las bandas criminales a cambio de protección.
Los estudiantes, en su mayoría hijos de campesinos pobres, pertenecían a una escuela rural del magisterio. En la tarde del 26 de septiembre del 2014, ellos salieron hacia Iguala a recolectar fondos para participar en una protesta en la Ciudad de México, a unos 300 kilómetros de la escuela.
Las investigaciones señalan que los estudiantes fueron detenidos por policías locales después de un enfrentamiento y luego entregados a sicarios que los condujeron hasta un basurero en Cocula, también en Guerrero, donde fueron asesinados e incinerados. Algunos murieron en el trayecto al basurero.
Salgado fue detenido cuando se trasladaba en un vehículo a una reunión familiar en Cuernavaca, la capital de Morelos. Al momento de su captura, que se realizó sin disparos, llevaba cartuchos para fusil de asalto AK-74, dijo el comunicado.
El ex jefe policial había logrado evadir la captura ocultándose en las residencias de sus familiares en Guerrero y Morelos.
El alcalde de Iguala, José Luis Abarca, quien según la Procuraduría dio la orden de capturar a los estudiantes y que se encuentra detenido, ha sido acusado de desaparición forzada. Su esposa, María de los Ángeles Pineda, formaban parte de la organización criminal que asesinó a los jóvenes.
Los familiares de los estudiantes han liderado protestas masivas y acusado al Gobierno de no haber hecho lo suficiente como para dar con el paradero de los jóvenes. Algunos de ellos todavía guardan la esperanza de que los estudiantes aún están vivos y que el Ejército podría tenerlos secuestrados.
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