En Canadá, una de las tácticas del actual gobierno conservador para hacer que un tema de graves consecuencias pase desapercibido en la opinión pública es abordar la cuestión mediante conferencia de prensa, un viernes idealmente antes de un fin de semana largo.
Eso fue exactamente lo que sucedió el pasado viernes cuando la ministra canadiense del medioambiente, Leona Aglukkak, anunció en Winnipeg un ambicioso plan para la reducción de los gases causantes del efecto invernadero en un 30 %.
Será un reducción del 30 % del volumen registrado en 2005, y ese objetivo será alcanzado en 2030, dentro de quince años.
Este anuncio es engañoso dicen los críticos, que señalan que no tiene ningún valor si se considera que el actual gobierno canadiense no podrá cumplir una promesa previa, que era de reducir en un 17 % el nivel de contaminantes, para el año 2020.
El gobierno federal canadiense tiene la intención de regular tres nuevos sectores: el gas metano en el sector del gas y el petróleo, plantas eléctricas que funcionan en base al gas natural y las plantas manufactureras de productos químicos.
Este plan del gobierno federal tiene un rasgo singular. Se aprovecha de esfuerzos ajenos. Glenn Murray, ministro del medioambiente de la provincia de Ontario dice que esta situación es irónica, ya que la propia ministra Aglukkak criticó los planes de la provincia, envió una carta diciendo que lo que se hacían en Ontario no era suficiente.
Desde la bancada de la oposición oficial, Megan Leslie, la crítica en materia medioambiental del Nuevo Partido Democrático, reitera que el gobierno de Harper no cumplirá con los compromisos adquiridos en la materia.
Por su parte, Deale Marshal, de la Red canadiense de acción sobre el medioambiente, dice que los objetivos de los conservadores canadienses en materia medioambiental son insuficientes y tardíos.
Una de las críticas más severas señala que el gobierno del primer ministro Stephen Harper continúa negándose a poner límites a las emisiones de gases que lanza a la atmósfera uno de los sectores más contaminantes en el país: las petroleras que explotan las arenas bituminosas en Alberta.
En el plano internacional, las críticas al plan del gobierno canadiense son demoledoras. La prensa australiana sostiene que Canadá les pide a otros que hagan su trabajo sucio. En Inglaterra la prensa señala que Canadá incumple su objetivo de reducción de gases contaminantes.
David Waskow, del Instituto de Recursos Mundiales, en Washington, sostiene que el plan presentado por la ministra canadiense del Medioambiente, Leona Aglukkak, para la reducción de las emisiones contaminantes no es ni justo ni ambicioso.
En la escena internacional, el plan anunciado por Canadá es una mala noticia para los esfuerzos de lograr un acuerdo en la próxima Conferencia mundial de la ONU sobre el clima a llevarse a cabo en Francia a fin de año.
El objetivo de ese encuentro es limitar el recalentamiento del planeta a dos grados centígrados, que es el límite para evitar un cambio climático aún más peligroso para todas las especies en el planeta.
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