A todos no pasa alguna vez. Nos despertamos de golpe con el corazón que se nos quiere salir del pecho y un susto terrible debido a una pesadilla, de la cual tenemos a veces dificultad en salir. Una pesadilla puede causar una fuerte respuesta emocional, como el miedo o el terror, pero también puede provocar depresión, ansiedad y una profunda tristeza. Generalmente, las personas que sufren de pesadillas se despiertan en un estado de angustia y con la imposibilidad de regresar al sueño.
Digamos para comenzar que tanto las pesadillas como los sueños más felices se producen durante el sueño paradójico, que es una fase en la que nuestro cerebro está muy activo. Y a pesar de que algunos estudios dicen que las pesadillas servirían para prepararnos contra peligros o para neutralizar nuestros miedos, según el Dr. Alex Desautels, neurólogo, especialista de las patologías del sueño, profesor en la Universidad de Montreal y director del Laboratorio de la Clínica de problemas de sueño del Hospital Sacré-Coeur de Montreal, las pesadillas no cumplen ninguna función.
El Dr. Alex Desautels fue entrevistado por Philippe Desrosiers del programa Les éclaireurs de la radio francesa de Radio Canadá.
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