Experimentos para desgrasar el hígado podrían conducir a la solución que aliviaría un problema muy extendido en Canadá
Puede que la enfermedad del hígado graso no sea conocida, pero es una epidemia. Y usted podría ser uno de los millones de canadienses que la tiene sin saberlo.
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Causada principalmente por una mala alimentación y la falta de ejercicio, esa condición ha superado al alcohol como la principal causa de enfermedad hepática en los países occidentales, dicen los médicos.
«Como un radiólogo, veo hígados grasos casi todos los días,» dice la Dra. Sharon Clarke, profesora asistente en el departamento de radiología de diagnóstico en la Universidad Dalhousie en Halifax.
«Los pacientes a menudo vienen para una prueba de imagen por alguna otra razón y casi por accidente nos damos cuenta de que tienen el hígado graso.»
En las provincias del Atlántico, donde las tasas de obesidad son más altas que en otras regiones de Canadá, hasta el 40 por ciento de la población tiene la enfermedad de hígado graso. Es una enfermedad grave ya que puede conducir a problemas de salud mucho más serios como la cirrosis, fibrosis o cáncer.
Entre los enfermos se encuentra Loman Ayer, un jubilado del gobierno provincial de 66 años de edad en Shelburne, Nueva Escocia. Él tiene la enfermedad de hígado graso que le ha producido cáncer de hígado.
«De vez en cuando mi médico de cabecera me decía: Tiene que perder peso, usted tiene que bajar de peso! Pero no lo hice y debería haberlo escuchado. »
Ayer dice que ahora está pagando el precio de los años en que se entregaba a los «panes y dulces.»
«Estoy en la lista para un trasplante de hígado y si no consigo un nuevo hígado, entonces me voy a morir mucho antes de lo que debería, porque no hay cura para mi cáncer».
El proyecto de investigación
La prevalencia de la enfermedad del hígado graso ha llevado a un equipo de médicos en Halifax a comenzar un proyecto de investigación.
Uno de los principales retos a la hora de la enfermedad del hígado graso y los trasplantes es que hay una alta probabilidad de que el hígado del donante también tenga la condición.
«Si trasplantamos hígados que son grasos, sabemos que los resultados son pobres», dice el Dr. Ian Alwayn, cirujano de trasplante y profesor asociado de la división de cirugía general en la Universidad de Dalhousie.
Alwayn y su equipo van a experimentar para tratar de «desgrasar» un hígado graso después de que haya sido donado.
«Hemos desarrollado tecnologías que nos permiten conservar el hígado en una bomba», dice.
«Tenemos un sistema que bombea fluido a través del hígado, a través de los vasos sanguíneos en el hígado. A esa solución, le iremos agregando agentes que actúan sobre el metabolismo lipídico a corto plazo. En realidad esos agentes les ayudan al hígado a deshacerse de su grasa por sí mismo y limpiarse a través de los conductos biliares o a través del sistema arterial. »
Alwayn dice que la ventana de plazo para desgrasar al hígado es pequeña. «Tenemos alrededor de cuatro a seis horas, creemos, que podemos utilizar estas bombas para desgrasar el hígados. Tiene que ser un agente de acción rápida y de acción corta.»
Alwayn dice que el líquido que se bombea a través del hígado contendrá una solución de conservación junto con nutrientes y oxígeno a la temperatura corporal. Los compuestos específicos se añaden a la solución para ayudar a eliminar la grasa del hígado.
«Incluso si podemos eliminar la grasa de un hígado muy severamente graso para convertirlo en ligeramente graso eso nos permitiría usarlo con fines de trasplante.»
Experimentos para desgrasar el hígado
El mayor reto será identificar qué agentes funcionan mejor en el desgrase, una perspectiva muy interesante para Alwayn.
«Nos gustaría ser capaces de utilizar más órganos, más hígados para trasplante y ayudar a más personas.»
Mejorar el diagnóstico es otro aspecto de la investigación. La resonancia magnética MRI ha sido siempre capaz de detectar un hígado graso, pero el Halifax Enfermería tiene ahora una nueva y poderosa resonancia magnética para mostrar no sólo cuando un hígado es graso, sino también para revelar qué tipo de grasa hay en el hígado y la cantidad de inflamación.
Clarke dice que tiene tanto un hígado graso como una inflamación, una mala combinación. Actualmente, la única forma de diagnosticar correctamente un hígado graso es haciendo una biopsia.
«Tiene complicaciones como infección, dolor y sangrado. Y además, la enfermedad de hígado graso es tan frecuente que no es práctico que cada persona tenga que hacerse una biopsia», dice ella.
«Tener una forma no invasiva de evaluar a estas personas sería muy útil no sólo para el diagnóstico, sino para el seguimiento de los efectos del tratamiento en el tiempo.»
Diagnósticos tempranos y más precisos son importantes porque una vez que un paciente se entera de que él o ella tienen la enfermedad de hígado graso, puede cambiar sus hábitos alimenticios y comenzar un régimen de ejercicio que puede aliviar el problema.
A la espera de un trasplante
Incluso cuando sale a pasear a su perro Ayer mantiene su teléfono celular con él, porque una llamada puede venir en cualquier momento, haciéndole saber que un órgano donado se encuentra disponible.
«Me quedo con el tanque de gasolina lleno también», dice.
Ayer acaba de ser colocado en la lista de trasplante la semana pasada después de un riguroso proceso. Ahora, es un juego de espera ansioso.
Él dice que un diagnóstico de cáncer es siempre un shock y es estresante, pero él no se da por vencido.
Y tiene consejos para los demás acerca de sus hábitos alimenticios y la cantidad de ejercicio que hacen: «Usted no puede desentenderse de esto para siempre.»
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