Don Iveson, alcalde de la ciudad de Edmonton, Alberta, pidió excusas ayer por su declaración en la que afirmaba que la abolición del registro de armas de fuego habría podido jugar un papel en el tiroteo que costó la vida al agente Daniel Woodall de la policía de Edmonton, el lunes de esta semana.
“Creo que cualquier oportunidad que nuestra policía tenga de tener más información sobre las armas de fuego en esta ciudad sería ventajoso para ella”, había declarado el alcalde Don Ivenson en conferencia de prensa. “La especulación sobre el registro de armas de fuego fue prematura. Mis disculpas”, dijo ayer el alcalde de Edmonton.
El gobierno conservador puso fin al registro de armas de fuego en 2012 y dijo que fue destruido un poco más tarde ese mismo año. El registro había exigido a todos los dueños de armas largas de registrarlas ante las autoridades.
Peter MacKay, ministro de Justicia, dijo que el comentario del alcalde Iveson con respecto a la abolición del registro de armas largas era “inoportuno”, “inútil” y “absurdo”
Steven Blaney, ministro federal de Seguridad Pública, dijo por su parte, que ningún gobierno había sido más duro contra los delitos cometidos con armas de fuego que los Conservadores. Según el ministro Blaney, el gobierno Harper ha hecho más en la última década, que ningún otro gobierno para votar leyes más estrictas contra la posesión ilegal de armas de fuego y reclamar penas más pesadas para los crímenes cometidos con armas de fuego.
Blaney estaba ante un comité del Senado donde un proyecto de ley conservador -cuyo objetivo es revisar las reglas con respecto a las licencias de armas de fuego y de transporte- debe ser acelerado para convertirlo en ley antes que la Cámara de los Comunes salga de vacaciones y antes de las elecciones federales de este otoño.
El ministro federal de la Seguridad Pública dijo que el gobierno está trabajando en concertación con los dueños de armas largas para logar un equilibrio entre lo que él llama la racionalización de los trámites de las armas de fuego y la seguridad pública.
El ministro Blaney dijo estar sorprendido por la tragedia de Edmonton, que él calificó de asesinato a sangre fría.
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