El ex gobernador de la Florida acaba de revelar un secreto conocido por todos, alrededor de sus ambiciones políticas. Después de haber preparado su campaña tras bastidores, durante varios meses, Jeb Bush lanzó oficialmente su campaña con la esperanza de alcanzar a su vez lo que su padre, George H. Bush, y su hermano, George W. Bush, lograron antes que él: la presidencia de los Estados Unidos.
“El partido en el poder en la Casa Blanca está planificando unas “primarias” sin suspenso para una elección sin cambios”, declaró Jeb Bush refiriéndose al estatus de favorita de la Hillary Clinton a las “primarias” de los demócratas. “Ustedes y yo sabemos que América merece más”, agregó ante los partidistas reunidos en el Miami Dade College, en Florida.
Es momento de que Washington D.C. permita “la libre empresa y la libertad para todos los estadounidenses”, agregó.
Abogando por un cambio radical de la cultura de la capital federal, el onceno candidato republicano que busca posicionarse al frente de la formación prometió atacar los sindicatos y la burocracia.
“Es necesario que Washington – la capital inerte de este país dinámico – deje de causar problemas”, dijo Jeb Bush.
Poniendo de relieve su experiencia de gobernador entre 1999 y 2007, Jeb Bush, cuyo nombre real es John Ellis, alabó su balance en materia de creación de empleos, de presupuestos equilibrados y de reducción de impuestos, temas esenciales para los republicanos.
Sin embargo, él también llamó a una nueva dirección “que aplica los principios conservadores” para que las mujeres, los grupos minoritarios y los discapacitados puedan también crecer en el seno de la sociedad.
Con la defensa de la minorías como una prioridad de su campaña, se dirigió además a los hispanohablantes en un español perfecto. Particularmente en el transcurso de las últimas campañas electorales, el Partido Conservador se alejó de los electores de origen latinoamericano. Ciertas personas le llamaban incluso “el partido de los hombres viejos blancos encolerizados”.
Varios candidatos en el sector de la derecha
Las contribuciones, provenientes de una vasta red de donantes ricos, alcanzan varios millones de dólares, lo cual le confiere una ventaja inicial sobre una decena de rivales.
Los sondeos, realizados antes de que oficializara su candidatura, lo designan a la cabeza del resto de los candidatos. Por el momento, unos de sus rivales más serios es Marco Rubio, también vinculado a la Florida, puesto que es actualmente senador de ese Estado. El gobernador de Wisconsin, Scott Walker, quien no ha declarado sus intenciones aún, figura como otra de las figuras prominentes, según el sitio realclearpolitics.com que recoge los sondeos de opinión.
Dicho esto, ninguno de los candidatos es realmente un favorito: los tres hombres solo recogen un 10% de las intenciones de voto.
Una dinastía política a silenciar y un conservadurismo a probar
El miércoles en la noche, el político de 62 años cambió la imagen de fondo de su página de Twitter por la del logo de su campaña – Jeb! 2016 -, eludiendo su ilustre apellido. Como si quisiera hacer olvidar el legado político de su hermano, impugnado por una franja importante de estadounidense.
Hay que destacar que ni su padre, ni su hermano estuvieron presentes en el evento.
Recientemente, el hermano de George W. Bush tomó distancia ante una de las decisiones de su hermano que finalmente resultó ser una de las más impopulares del presidente número 43 de los Estados Unidos. “Sabiendo lo que tenemos ahora, yo no hubiera implicado [el país en ese conflicto]. Yo no hubiera ido a Irak”, afirmó. Él había, sin embargo, declarado lo contrario algunos días antes a la red mediática Fox News, diciendo después que había malinterpretado el asunto.
Desde ese entonces, él insiste en el hecho de que él es diferente de su hermano quien tenía posiciones mucho más conservadoras, criticadas por algunos conservadores.
Sus dos mandatos al frente de la Florida fueron marcados sobre todo por la privatización de los servicios públicos. En cuestiones sociales, sin embargo, se mostró más de centro.
Jeb Bush, casado con una estadounidense de origen mexicano y quien se convirtió al catolicismo, quiere igualmente distinguirse de varios de sus adversario republicanos más conservadores sobre la cuestión de la inmigración. Él propone una reforma del sistema que permitiría abrir las puertas a normalizaciones masivas, una posición que podría ser menos popular entre los conservadores más recalcitrantes de su formación.
En educación, una de las cuestiones prioritarias para él, Jeb Bush apoya una reforma nacional de programas que el Tea Party juzga demasiado centrista.
Por esta razón, ciertos republicanos presentan a Jeb Bush como un “RINO”: Republican in name only (republicano solo de nombre).
Ciertos militantes del Tea Party dicen incluso que antes de neutralizar a Hillary Clinton, habría que bloquear a Jeb Bush.
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