La realidad de los trabajadores migrantes siempre es difícil. Si bien la posibilidad de conseguir un trabajo pagado en dólares constituye para muchos una fuente de recursos invalorable, la situación puede, a veces, tornarse en una experiencia amarga.
Tras 8 años de batalla legal, dos trabajadoras migrantes de origen mexicano consiguieron un fallo a favor inédito, por parte del Tribunal de Derechos Humanos de la provincia de Ontario.

En su dictamen, el juez fijó el pago de una indemnización por valor de 160.000 dólares canadienses.
No obstante, aunque paliativo, el dinero no podrá borrar de las mentes de sendas mujeres la dolorosa experiencia vivida.
Contratadas por la firma alimenticia Presteve Foods, las mujeres fueron víctimas de acoso sexual y discriminación laboral, entre otros cargos.

La necesidad de una revisión urgente del Programa de Trabajadores Extranjeros Temporales, poner fin a los permisos de trabajo cerrados, que dejan al empleado a merced de la voluntad de su empleador, y que las autoridades de Canadá y del país de origen asuman su responsabilidad de custodiar el bienestar de los migrantes, son algunos de los reclamos que el caso vuelve a poner sobre el tapete.
Así nos los dice Tzazna Miranda Leal, organizadora de la entidad Justicia for Migrant Workers o Justicia para los Trabajadores Inmigrantes, en diálogo con Luis Laborda.

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