La Cortes Suprema de Estados Unidos mantuvo la utilización del midazolam –un medicamento que se supone debe generar inconsciencia- como primer paso de la ejecución de reos por inyección letal.
Los cinco jueces más conservadores del alto tribunal consideraron que la ejecución con inyección letal se ajusta a la Constitución, los otros cuatro magistrados –considerados como más progresistas- se opusieron a ese veredicto.
Tres condenados a muerte –del Estado de Oklahoma- habían pedido que se declara inconstitucional esa forma de ejecutar a los condenados a muerte pero –según el fallo- no lograron demostrar que ese método comportara “un riesgo sustancial de sufrimiento”.
Según el magistrado Samuel Alito –quién leyó la decisión mayoritaria- los prisioneros que presentaron le recurso jurídico no “identificaron un método de ejecución disponible y alternativo que implique un menor riesgo de sufrimiento”.
Los detenidos que habían pedido la declaración de inconstitucionalidad se basaron en tres ejecuciones –en Ohio, Oklahoma y Arizona- que habrían hecho sufrir a los detenidos. Uno de los prisioneros ejecutados murió casi dos horas después de que se inició el proceso de ejecución.
Dos de los magistrados disidentes –Stephen Breyer y Ruth Ginsburg- llegaron incluso a cuestionar la constitucionalidad de la pena de muerte.
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