Canadienses participan en las celebraciones del 1 de julio

Canadienses participan en las celebraciones del 1 de julio
Photo Credit: PC / Graham Hughes

Día de Canadá: Un día para recordar las cosas buenas

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En este 1 de julio de 2015, jornada en la que se celebra el 148 aniversario de la fundación de la federación canadiense, el periódico de circulación nacional, The Globe and Mail publicó un editorial que invita a los canadienses, de todos los orígenes, a considerar algunos elementos de lo que significa Canadá.

Los aniversarios proporcionan una excusa para mirar atrás y hacer un balance. Esto es lo que ocurre con la celebración anual de principios del verano en la que Canadá celebra su fundación hace 148 años.

El 1 de julio no siempre ha sido un día de pompa, circunstancia y conciertos gratuitos. Las celebraciones anuales en la Colina del Parlamento en Ottawa se convirtieron en un evento formal, organizado públicamente solamente en la década de los 1950.

Pero ¿por qué no celebrar este país?, pregunta el editorial del Globe and Mail. Tenemos amplias razones para celebrar la suerte de ser canadienses, pese a que no siempre es fácil controlar nuestro cinismo en un año electoral.

Claro que podemos protestar contra el proyecto de ley C-51, una preocupante ley de seguridad que recientemente fue aprobada por el Parlamento canadiense. El creciente rencor partidista y las lamentables posiciones del gobierno canadiense hacia las Primeras Naciones son igualmente blancos fáciles de protesta. Las encuestas de opinión indican que muchos canadienses sienten que el país va en la dirección equivocada.

Sin embargo, el hecho es que vivimos un período de prosperidad, seguridad y tranquilidad social. Dos de los principales debates nacionales del momento en Canadá implican la reforma del Senado y el valor o no de levantar un monumento en Ottawa a las víctimas del comunismo. Ambos temas no son causa para hacer una revolución.

En términos geopolíticos, Canadá está bien. Somos más que el estereotipo habitual que dice que somos como los estadounidenses, sólo más tranquilos y que pedimos disculpas más a menudo. Sin embargo, si Canadá como país de paz, orden y buen gobierno se ha convertido a nivel mundial en sinónimo de ser un poco aburrido, esto no está mal.

Millones de griegos estarían contentos con este tipo de aburrimiento y tranquilidad. Millones más de personas en otros países aceptarían en un segundo la oportunidad de vivir en Canadá y compartir nuestra paz y bienestar.

Canadá es una idea en evolución, construida en torno a lo que hemos llegado a considerar como rasgos nacionales: la decencia, la tolerancia, la inclusión. También está el propio territorio, pero en realidad Canadá se trata de la creciente mezcla de las personas que la habitan y la cultura que emana de ellas.

Para ofrecer sólo un ejemplo reciente, la semana pasada la Corte Suprema de Estados Unidos confirmó la legalidad del matrimonio homosexual, un tema que ha sido legal en Canadá desde hace una década.

En la política estadounidense, el matrimonio entre personas del mismo sexo es un tema divisivo republicano; en Canadá, los políticos conservadores marchan en desfiles del orgullo gay.

Canadá no es un país de utopía; los desafíos son muchos y son inmensos. Pero por un día, este primero de julio, tomemos el tiempo para celebrar las virtudes y beneficios del lugar donde vivimos, y recordemos que tenemos la suerte de estar aquí, en Canadá, dice finalmente el editorial del periódico de circulación nacional, The Globe and Mail.

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