Uno de los siete jóvenes de Montreal que supuestamente partieron para combatir con el Ejército Yijadista habría muerto en combate en Irak. Sus padres recibieron una llamada de una misteriosa agencia anunciándoles que su hijo estaba muerto. La policía canadiense no quiere confirmar esta información.
Hace tres semanas, una voz femenina habló a los padres del joven y afirmó que su hijo había muerto como un “mártir” en la ciudad iraquí de Tikrit, en el mes de marzo.
El joven adulto estudiaba en el Colegio Maisonneuve de Montreal. Radio-Canadá decidió no publicar su nombre para respetar la privacidad de la familia. Como cuatro de los siete jóvenes que partieron en enero, este joven frecuentó el Centro comunitario Islámico del Este de Montreal, dirigido por Adil Charkaoui.
La Gendarmería Real de Canadá intenta aún determinar de dónde provino la llamada.
“¿La llamada fue efectuada desde una zona de guerra? ¿De qué país? No quisiéramos necesariamente colaborar con países que no respetan los derechos humanos. Esas son las preguntas que se tienen y que podrían complicar la tarea de los investigadores”, dijo Dave Charland, analista de la seguridad nacional.
Según las fuentes de Radio-Canadá, los investigadores toman seriamente esta información, pero no quieren confirmar la muerte del joven. Las fuerzas policiales necesitan pruebas de ADN, fotos o vídeos para confirmar el deceso.
¿Habría muerto en un atentado suicida o durante un combate? Las circunstancias precisas de su muerte son desconocidas.
Tras haber recibido esta llamada, los padres del joven desconsolados organizaron en su casa una ceremonia a la memoria de su hijo. Los amigos cercanos fueron a ofrecer sus condolencias. La familia no quiso acordar una entrevista, puesto que deseaba hacer su duelo en la intimidad.
Ghayda Hassan, sicóloga y profesora de la UQAM, dijo que es muy importante respetar la elección de los padres. Ella desea que Quebec revise la manera de organizar los servicios para ofrecer un mejor apoyo a los padres que deberán hacer frente, directa o indirectamente, a la radicalización de sus hijos.
“Creo que desgraciadamente la tragedia de este joven servirá para que otros jóvenes se digan: “ahora entiendo qué me podría suceder. Puedo morir, puedo perder muchas cosas, pero sobre todo puedo sumergir a mis padres, mi familia y mi comunidad en un drama que les acompañará para el resto de sus vidas”. Hay un aspecto positivo que puede redimensionar el peligro de interesarse a esos grupos extremistas”, dijo Ghayda Hassan.
Hace unos meses los padres habían confiado a Radio-Canadá que temían por la vida de su hijo. Ellos estaban aún encolerizados contra las personas que lo habían adoctrinado y esperaban que éstas pudieran hacer frente a la justicia.
En marzo, el Ejército iraquí llevó a cabo una ofensiva importante que les permitió retomar Tikrit, una ciudad estratégica situada a 150 kilómetros al norte de Bagdad. La ciudad había caído bajo el control del grupo armado Estado Islámico, en junio de 2014.
Durante esta batalla, numerosos kamikazes del Estado Islámico se había hecho explotar en las líneas de defensa para tratar de rechazar al Ejército iraquí.
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