Londres, la capital del Gran Bretaña y una de las ciudades más vitales del mundo, resultó parcialmente paralizada el jueves, como consecuencia de una huelga del personal de la red de metro.
La urbe amaneció con su circulación entorpecida, debido a que millones de personas debieron recurrir a medios alternativos de desplazamiento, para poder desplazarse a sus sitios de trabajo.
La medida de fuerza, la segunda después de la protesta registrada el 9 de julio último, se extenderá durante 24 horas, dejando a 4 millones de usuarios diarios del metro sin su transporte habitual.
Según datos obtenidos mediante los sistemas de navegación satelital, los congestionamientos en el tránsito londinense totalizaron al inicio del día los 160 kilómetros.
La huelga del personal del metro es un nuevo episodio de un conflicto de larga duración, que tiene como eje central la instauración de un nuevo servicio nocturno, que debería comenzar a funcionar el 12 de septiembre próximo.
Los cuatro sindicatos responsables de la protesta consideran insuficiente las sumas ofrecidas en concepto de pago por primas de trabajo.
El nuevo servicio tiene como objetivo asegurar que algunas de las líneas del metro de Londres ofrezcan servicio las 24 horas del día durante los fines de semana.
Los sindicatos dicen estar a favor de brindar transporte nocturno, pero se muestran preocupados por la seguridad del personal y reclaman, al mismo tiempo, la contratación de más trabajadores.
El sistema de transporte subterráneo en la capital inglesa es el más antiguo del mundo. Cuenta con 11 líneas y su red sobrepasa los 400 kilómetros de extensión.
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