No se sabe cuántos miles de niños salvó de discapacidad grave o de la muerte. La médica canadiense Frances Oldham Kelsey se enfrentó a una presión enorme y se negó a aprobar la talidomida en los EE.UU. Pero ese medicamento fue aprobado en Canadá y Europa causando estragos en la vida de muchas familias.
Escuche
La médica canadiense Frances Oldham Kelsey, que había rechazado, a pesar de la presión de una poderosa farmacéutica, la autorización del fármaco Kevadon en Estados Unidos en los años 1960, murió en la provincia de Ontario el pasado viernes 7 de agosto.
El fármaco tenía como principio activo a la talidomida, un compuesto con efectos teratogénicos que provocó graves malformaciones congénitas en miles de niños en Europa.
La talidomida se prescribía a las mujeres embarazadas en la década de 1960 antes de que se descubriera que causaba defectos de nacimiento graves, como extremidades faltantes, daños en órganos internos, sordera y ceguera.
A comienzos de la década de los sesenta Kesley comenzó a trabajar para la Food and Drug Administration(FDA) de Estados Unidos, la entidad encargada de supervisar los medicamentos antes de ser comercializados.
En septiembre de 1960 recibió uno de sus primeros encargos: debía revisar y autorizar, si procedía, un fármaco que recibía el nombre comercial de Kevadon.
La tarea parecía sencilla. El sedante, cuyo principio activo era la talidomida, se vendía ya en veinte países de Europa y varios más de África para tratar las náuseas de mujeres embarazadas. La presión de la industria farmacéutica trataba de agilizar los trámites de la FDA. Pero se toparon con la intuición de Oldham, cuya experiencia como farmacóloga evitó que el desastre de la talidomida se propagara también por Estados Unidos.
Al evaluar el Kevadon, la investigadora se dio cuenta de que faltaba información crucial sobre la seguridad del medicamento. La compañía farmacéutica Richardson-Merrell protestó ante la FDA, ya que los requerimientos de Oldham retrasaban la aprobación de un fármaco que ya estaba siendo administrado en Europa. La multinacional empezó a presionar a la agencia tildando a Oldham de «burócrata».

Sólo un año después de comenzar a evaluar la talidomida, la historia daría la razón a la farmacóloga canadiense. Diversos informes en Europa, Canadá, Reino Unido y Oriente Medio alertaban de la relación entre la talidomida y las malformaciones congénitas aparecidas en muchos recién nacidos. En 1962, un artículo publicado en la revista Canadian Medical Association Journal confirmaba las sospechas: la talidomida era un teratógeno capaz de atravesar la barrera placentaria y afectar a los fetos durante el embarazo.
Ese mismo año, Frances Oldham Kelsey sería considerada como una auténtica heroína en Estados Unidos, país que se salvó del desastre de la talidomida gracias al empeño de esta científica. El propio John F. Kennedy le concedió la distinción al mérito civil más elevada en EEUU por su trabajo, que impidió que miles de niños sufrieran los efectos teratogénicos de un fármaco que hizo estragos en Europa. A partir de aquel momento, la normativa relacionada con la evaluación y autorización de nuevos medicamentos se endurecería en todo el mundo.
La Teniente-gobernadora de la provincia de Ontario, Elizabeth Dowdeswell viajó a la ciudad ontariense de London el jueves por la tarde para presentarle a Kelsey la condecoración de la Orden de Canadá, que le fue otorgada en la primavera.
Dowdeswell sospecha que debido a que Kelsey vivió en EE.UU. durante gran parte de su vida, llevó tiempo para que ella sea honrada en Canadá.
Dowdeswell dijo que fue un privilegio presentarle la medalla a Kelsey.
«Sabíamos que la muerte era inminente, y me senté al lado de su cama, la tomé de la mano, y le dije por qué estaba allí y por qué era tan importante reconocerla, tuve la oportunidad de poner la medalla en sus manos» dijo Dowdeswell.
«Ella se despertó inmediatamente y fue consciente de que yo estaba allí. Trató de hablar y su rostro se iluminó inmediatamente. Fue un gran honor. Fue una persona que dedicó su vida al servicio público”.
Su hija Christine Kelsey estaba al lado cuando su madre recibió la medalla.
Una heroína también para los canadienses
Aunque Kelsey fue aclamada como una heroína en los EE.UU. el legado oscuro de la droga continuaba en su país de origen: en mayo de este año, el gobierno federal de Canadá anunció que a cerca de 100 sobrevivientes de la talidomida se les proporcionará pensiones de hasta $ 100.000 por año por el resto de sus vidas. Los sobrevivientes envejecidos necesitan ayuda para hacer frente a sus necesidades del día a día.

Kelsey demostró cómo una sola persona puede cambiar el mundo, dice Alvin Law, un sobreviviente de la talidomida de Crystal Lake, Saskatchewan.
«Ella era un héroe. Ella era eso. Fue un ángel de la guía. Ella era un ser humano increíble «, dijo Law. «Se enfrentó a un montón de gente y nos hizo, como grupo, ser más relevante. … Nosotros no éramos errores, éramos seres humanos.»
Las acciones de Kelsey no sólo cambiaron las regulaciones de la industria farmacéutica, cambiaron también las mentalidades de las mujeres sobre el problema de consumir ciertos medicamentos durante el embarazo.
Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.