La isla de Vancouver, primera región de Columbia Británica en ser declarada víctima de una sequía extrema extraordinaria, sufre de un nuevo fenómeno en el Océano Pacífico: el Blob.
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Es el nombre dado a una masa de agua cálida de la costa oeste de Canadá y que contribuye desde hace dos años a empeorar las condiciones propicias a las sequías, que podrían convertirse en una nueva norma en la región.
Esta sequía extrema, que seca los pozos, oscurece los campos y quema los bosques a la menor chispa, es la peor nunca conocida antes por los 750 000 habitantes de la isla de Vancouver.

Prueba de la urgencia de la situación es el programa de gestión de emergencias de Columbia Británica que celebró el 12 de agosto una reunión especial sobre la gestión del suministro de agua, en momentos en que los niveles más bajos se alcanzaron en varios embalses de la isla, un mes antes del mínimo de otros años.
Embalses que son alimentados en su mayor parte por ríos, hoy, casi secos.
La capa de nieve derretida un mes antes
El hidrólogo en el Centro de previsión de Columbia Británica, Tobi Gardner advirtió el riesgo inminente de sequía. Y por una buena razón. A sus ojos, la isla de Vancouver está atravesada en su centro de norte a sur por una línea precisa, que se une a todos los puntos más altos, que se definen por una serie de montañas escarpadas.
Estas cadenas de montañas, cubiertas de nieve, deleite de los esquiadores en invierno, son los embalses de agua de la isla. Allí es donde nacen todos los ríos, que fluyen hacia las costas este y oeste. Cada primavera, los servicios de previsiones de los ríos de Columbia Británica miden el estado de la capa de nieve, que se cuenta en milímetros.

Ya el 15 de junio, el hidrólogo Tobi Gardner anunciaba las consecuencias del deshielo inusual que empezó a principios de mayo.
«La nieve está en su nivel más bajo en casi todas las montañas de la provincia, entre el 0% y 5% de las normas. » – Tobi Gardner, hidrólogo en el Centro de previsiones de los ríos de Columbia Británica, 15 de junio 2015.
Uno de los puntos cruciales monitoreados en la isla de Vancouver, Wolf River, mostraba una capa de nieve de 0 mm en lugar de los habituales 609 mm. Toda la nieve se había derretido. Sin embargo, la mayor parte de la isla había recibido un porcentaje de lluvias este invierno dentro de la media estacional, por ejemplo, 446 mm en la ciudad de Victoria.
Inviernos más cálidos debido al Blob
Pero en las montañas de la isla, en lugar de nieve, era lluvia la que caía. Una lluvia cuya agua tan preciosa fluía inmediatamente en lugar de formar el depósito de nieve que alimenta los ríos hasta el final del verano.
A esa reunión del programa de emergencia del 12 de agosto, otro experto hizo parte de sus previsiones, poco alentadoras: el meteorólogo de Environment Canada de Columbia Británica, Matt MacDonald. El atribuye esta sequía sin precedentes a tres factores que se han combinado en una ecuación perfecta; se registraron records de calor este invierno, una primavera más suave que nunca y una falta de lluvia en la primavera.
La principal fuente de esta extraordinaria sequía, dice el meteorólogo, se encuentra a 300 km de la isla de Vancouver, en pleno Océano Pacífico. Allí, los oceanógrafos descubrieron en 2013 una enorme masa de agua, de 1.000 kilómetros sobre 1.000 km, que es de 3 a 4 grados más caliente que el resto del océano. Ellos han bautizado esta masa de agua imperturbable a las corrientes y las tormentas de «Blob».
«Este cuerpo de agua, el Blob, calienta la atmósfera e inyecta un calor relativamente grande de forma continua en todos los sistemas meteorológicos de la región, y es por eso que vimos temperaturas por encima de los estándares este invierno. » – Matt MacDonald, meteorólogo de Environment Canada para Columbia Británica
Los records de calor de este invierno han sido devastadores para la nieve.
La primavera más suave y más seca en un siglo
Esta masa de agua caliente del océano frente a la costa oeste también tiene el efecto de desviar las precipitaciones al norte, privando a la isla de Vancouver de su lote habitual de lluvias de primavera, dice Matt MacDonald. En Victoria, por ejemplo, las lluvias en junio fueron de 0,8 mm, cuando el promedio es de 38 mm. En Nanaimo, cayeron 6 mm en lugar de los habituales 54,2 mm.
Finalmente, el Blob contribuyó a los records de calor en el mes de junio. En Nanaimo, por ejemplo, el mercurio indicó un promedio de 15 grados centígrados en junio, algo nunca visto desde que se registran estos datos, en 1901. Son dos grados y medio por encima de la norma de 12,5 grados Celsius. «Una gran diferencia suficiente para acelerar la evaporación de la poca agua presente», dice el meteorólogo Matt MacDonald.
La disminución de la capa de nieve, y la falta de lluvias han agotado los acuíferos de la isla. La cuenca del acuífero Nanoose, de los sistemas de agua potable del Distrito regional de Nanaimo, es alimentada por las nieves derretidas del Monte Arrowsmith. Este año ha batido todos los records, mostrando en junio una capa de nieve en 1% de las normas estacionales.

Una sequía que llegó para quedarse
En el grupo de trabajo sobre las sequías en Columbia Británica, se espera que las sequías sean parte de una nueva norma de verano. «Los modelos climáticos indican que, efectivamente, hay que prepararse para sequías más frecuentes y más graves», dice la señora Cameron, coordinadora del programa provincial de gestión de sequía. De ahí la necesidad de regular mejor las aguas subterráneas, lo que es objeto de discusiones para definir las reglas que serán parte de la nueva ley provincial sobre la sostenibilidad del agua.
El meteorólogo de Environment Canada ,Matt MacDonald, cree que esta masa de agua cálida en el Pacífico, el Blob, seguirá influyendo en la región.
«Nuestros modelos predicen un otoño y un invierno más cálidos que lo normal. Podremos revivir estas condiciones el próximo verano, si las predicciones a largo plazo se siguen manteniendo. » – Matt MacDonald, meteorólogo de Environment Canada.

En cuanto a este verano, aun si los pronósticos del tiempo anticipan lluvias débiles en la isla de Vancouver en los próximos días, no serán suficientes para tener un efecto salvador.
Son fuertes lluvias las que se necesitarían para restaurar la media estacional de los ríos y embalses.
Tomado del sitio de Radio Canada
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