Calificando la caza de focas como “inhumana”, el Parlamento Europeo adoptó este martes por una aplastante mayoría, un embargo todavía más estricto sobre los productos derivados de las focas.
Por 631 votos en favor, 31 contra y 33 abstenciones, en Bruselas, el Parlamento limitó así la exenciones de las que gozan actualmente los Inuits, reforzando condiciones que apuntan a garantizar el bien estar de los animales.
Los Inuits de Canadá alegan que su modo de vida depende en particular de la caza de focas y de la venta de sus productos. Este nuevo embargo, que respetaría las exigencias fijadas por la Organización Mundial del Comercio, OMC, debería ahora ser ratificado por los países miembros de la Unión Europea.
En Montreal, Rebecca Aldworth, de la sección canadiense de la Sociedad Internacional para la Protección de los Animales, instó al gobierno canadiense para que abandone de una vez por todas sus esfuerzos para salvar esta controvertida industria. Según ella, Ottawa debe cesar de invertir dinero para apoyar esta industria y para cuestionar ante las instancias internacionales los embargos europeos.
El organismo pide a Ottawa desde hace varios años que utilice más bien esos recursos para ayudar a los cazadores y a las comunidades que abandonen la caza de focas, a sobrevivir y diversificar sus actividades.
Según Joanna Swabe, de la Sociedad Internacional para la Protección de los Animales, “los ciudadanos europeos afirmaron claramente que no quieren comprar pieles y otros productos que son el resultado de una masacre horriblemente cruel”.
El ministerio canadiense de Pesca y Océanos no respondió a los pedidos de comentarios este martes. El ministerio ha afirmado que esta actividad se ha realizado de una forma durable y humana, y protestó siempre contra el embargo europeo ante la OMC.
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