Esta semana Reg Sherren, periodista de la red de Radio-Canada en inglés, la Canadian Broadcasting Corportation, recibió una gran sorpresa cuando un amigo suyo le preguntó los siguiente: «Reg, ¿cómo es que ahora «te gusta» el Partido Conservador de Canadá en facebook?!!»
Sherren no supo qué contestarle a su amigo ya que según lo que sabe de sus propias acciones cibernéticas, él nunca había expresado ninguna preferencia por el Partido Conservador. Sin embargo, una revisión rápida de su diario de actividades en esa red social, le confirmó que la mención de que «le gustaba» el Partido Conservador estaba realmente ahí, que le gustara o no. ¿Qué fue lo que pasó?
La respuesta es simple :
Hay un mercado de «me gusta» en la web. En el caso de la política, el interés de ese mercado es evidente. Mientras más se acumulan referencias de «me gusta», más aumenta el alcance y la fuerza del partido o el candidato. Un partido que tiene más fans en Facebook también puede ser considerado más interesante o más dominante en una campaña electoral.
Además, si un miembro de Facebook que usted conoce señaló que «le gusta» el Partido Conservador, eso podría influir de manera positiva y lograr su apoyo a dicha formación política.
No es por nada que las marcas invierten tanto en las redes sociales.
Ahora bien, acumular referencias de «me gusta» tampoco es fácil, por lo mismo, algunas empresas ofrecen atajos para lograrlo. A cambio de un pequeño monto o a veces hasta de forma gratuita, algunas compañías o individuos ofrecen a figuras públicas (o partidos políticos) aumentar rápidamente sus seguidores en sus cuentas de redes sociales. Es posible comprar suscriptores para cuentas de Twitter e Instagram; es posible hasta comprar amigos de su página de Facebook.
El año pasado, el periodista Nick Bilton del New York Times relató cómo había ganado 4.000 nuevos seguidores en Twitter y muchos nuevos amigos en Facebook por diez dólares.
Probablemente no fueron personas sino más bien, cuentas-robots en muchos casos, sin embargo son cada vez más sofisticados. Los miembros virtuales actuales se comportan cada vez más como personas reales en Facebook. Publican fotos y hasta comentan LOL en algunas de las pulblicaciones.
Gustar sin querer
A veces, un programa malicioso o código maligno se instala provocando clics sin que uno lo sepa. Uno mira un video que parece inofensivo y hace uno clic por aquí y por acá y resulta mencionando, si querer, que «le gustan» personas, marcas o partidos políticos sin que lo sepa. Esta curiosidad puede tener consecuencias no deseadas cuando el enlace en cuestión contiene un programa que infecta el ordenador. También puede ocurrir en Facebook. Esto es lo que probablemente sucedió en el caso de Reg Sherren.
¿Se trata de tácticas desleales en el caso de una campaña electoral?
Los liberales, Neo-demócratas y los Verdes juran no comprar menciones «me gusta». Los conservadores, son más enigmáticos. La dirección del partido se conforma con decir que ese asunto es un asunto interno.
¿Se puede concluir que el Partido Conservador de Stephen Harper se sirve de software maliciosos para lograr que a más gente «le guste» su partido?
Es difícil dicernir. Podría ser que la compra de menciones me gusta sea parte de una estrategia conservadora para mantener la ventaja en los medios sociales. Pero es posible también que estas práctica no haya sido coordinada oficialmente desde la dirigencia del partido. El uso de una programa malicioso podría ser totalmente desconocido para el partido. Además, cualquier persona, miembro de la formación política o no podría haber tratado de jugarle una mala pasada a los conservadores.
El fracaso de los conservadores en Instagram podría dar ideas a algunos.
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