El Papa Francisco volvió a hablar en su discurso de la necesidad de lograr una verdadera cooperación internacional para luchar contra el calentamiento climático, hoy, ante la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, Estados Unidos.
El Papa pidió que la conferencia sobre el clima en París, que tendrá lugar en diciembre, pueda “llegar a acuerdos fundamentales y eficaces”.
El jefe de la Iglesia Católica aprovechó esta alocución para afirmar que “existe un verdadero derecho del medio ambiente” porque los seres humanos forman parte del mismo y que toda criatura viva tiene “un valor en sí misma de existencia, de vida, de belleza, de interdependencia con otras criaturas”.
El Soberano Pontífice ya había explicado su posición sobre el medioambiente en la encíclica “Laudato Si”, publicada en junio. Además, aprovechó su discurso en el congreso estadounidense el jueves para defender esta causa ante los dirigentes de ese país.
Según un sondeo de la Universidad de Quinnipiac, publicado el viernes, 61% de los estadounidenses apoyan el llamado del Soberano Pontífice a los gobiernos del planeta. Este apoyo es aún más marcado en las personas que se definen como “sin religión” (74%) o los católicos (67%).
Apoyo al acuerdo sobre el tema nuclear iraní
En su discurso, el papa apoyó abiertamente también el acuerdo histórico entre Irán y las grandes potencias, firmado a comienzos de año. Dijo que este gesto constituía “una prueba de las posibilidades que ofrece una buena voluntad política y el derecho, ejercidos de manera sincera, paciente y constante”.
Francisco denunció “la asfixia” que las instituciones financieras internacionales ejercen sobre los países pobres al someterlos a “sistemas de crédito” y a políticas de austeridad.
El Papa deseó que “los organismos financieros internacionales velen por el desarrollo durable de los países” en lugar de someter “las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia”.
Dos quebequenses se encuentran con el Papa
Antes de su alocución en la ONU, el Papa rindió homenaje a los empleados de la ONU que han muerto en función. Se entregó un ramo de flores a Émilie y Maxime-Antoine Laberge, dos canadienses de 7 y 6 años.
Su padre, Jean-Philippe Laberge, murió en Puerto Príncipe, Haití, durante el seísmo de enero de 2010, cuando la casa matriz de la ONU, donde él se encontraba, se derrumbó. El hombre de 35 años en esa época era administrador encargado de la coordinación civil y militar de la Misión de Naciones Unidas para la estabilización en Haití (MINUSTAH).
Tras su visita a la ONU, el Papa participó en una celebración ecuménica multi religiosa en el museo del 11 de septiembre. El Santo Pontífice debe también visitar una escuela situada en un barrio desfavorecido de Harlem y en una procesión en Central Park antes de celebrar una misa en el Madison Square Garden ante 20 000 personas.
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