Algunos ya dudaban y un estudio de la Universidad de Toronto acaba de demostrar y confirmar que las etiquetas que indican que los productos contienen poco o nada de grasa, no significa necesariamente que son las mejores elecciones en materia de salud. A menudo, los productos contienen otras cosas que sus equivalentes regulares.
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Para muchas personas, elegir el producto que se promociona como el que contiene menos grasa es una garantía para comprar un alimento que sería bueno para la salud.
Tres investigadoras de la Universidad de Toronto van a disipar las ilusiones de muchos consumidores. Ellas han analizado miles de productos etiquetados «sin grasa», «bajo en grasa» o «reducido en grasas trans».
Después de haberlos agrupados en unas 40 categoría, llegaron a la conclusión de que más de la mitad de ellos no contienen menos grasa y muchas veces sí más calorías que el producto regular.
Nathalie Jobin es Nutricionista en la Universidad de Montreal
En los productos de las panaderías hay demasiada grasa. También hay que tener cuidado con algunos yogures. Cuando disminuye en grasa generalmente se le agrega sabor, lo que significa que se agrega azúcar, por lo que en última instancia no es ventajoso.

El efecto perverso de estos productos de dieta es que las personas tienden a comer cantidades más grandes.
Así lo demuestran los estudios, consumimos más porque se nos dice que hay menos grasa. Esto está realmente documentado. La gente va a comer de 30 a 50 veces más cuando las etiquetas indican ligero en azúcar, en grasa, etc.
Varios grupos que reclaman una nueva regulación sobre el etiquetado al gobierno federal, invitan a los consumidores a desconfiar de la comercialización de los mismos.
Corinne Voyer es miembro de la Coalición de Québec sobre la problemática de peso.

De que sirve tener la mejor información nutricional en los envases, si la comercialización es engañosa lo que siembra la confusión entre los consumidores, no resolvemos ningún problema.
Esto demuestra que hay que tener cuidado con la comercialización y las referencias en los envases porque se induce en error al consumidor y se le envía mensajes contradictorios.
La nutricionista Nathalie Jobin dice que nunca compra esos productos de dieta.
Para ella, la clave para una buena dieta es consumir la menor cantidad de productos procesados.
La investigación
«Esta investigación sugiere que los alimentos con dicho etiquetado pueden ser engañosos para los consumidores y pueden socavar sus esfuerzos para manejar el peso corporal y prevenir la obesidad», escriben las autoras.
Las autoras – cuyo alcance del estudio es incomparable en Canadá – analizaron cerca de 10.500 alimentos que representan el 75% de la parte del mercado de alimentos al por menor. Cerca de 6.000 alimentos fueron seleccionados para el análisis final.
Del total de los alimentos analizados, aproximadamente el 16% tiene la etiqueta «sin grasa». Entre los alimentos con la mayor cantidad de etiquetas de ese tipo, se incluyen ciertos cereales, la crema agria o el queso cottage.
Evitar la mitad de lo que estamos comiendo
Entre 1938 y 2011, la proporción del presupuesto de alimentos de los canadienses que se gastó en alimentos naturales y mínimamente procesados cayó de 34.3 por ciento a 25.6 por ciento. Al mismo tiempo, la proporción que se gasta en alimentos más procesados aumentó de 28.7 por ciento a 61.7 por ciento.
Jean-Claude Moubarac es investigador en el departamento de nutrición de la Universidad de Montreal. El año pasado, publicó un estudio citado por Heart and Stroke sobre las tendencias de consumo en Canadá de 1938 a 2011 de los «alimentos ultra-procesados.»

Estos alimentos son nutricionalmente desequilibrados con alto contenido de azúcar, grasa y sal fabricados en una forma de promover el consumo excesivo y se asocian con el aumento de peso y la presión arterial alta, dijo.
Ejemplos de alimentos ultra-procesados incluyen los refrescos, zumos de frutas envasados, galletas, helados, aperitivos salados, platos preparados y salsas embotelladas – alimentos transformados industrialmente.
«Nuestra estimación es que los canadienses en promedio consumen 50 por ciento de sus calorías diarias de los alimentos ultra-procesados,» dijo Moubarac. «La mitad de lo que comemos está hecho de cosas que deberíamos estar evitando.»
Al igual que la Fundación canadiense del Corazón, Moubarac anima a la gente a cocinar en casa.
Tomado de Radio Canadá/CBC
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