La aviación rusa llevó a cabo sus primeros bombardeos en Siria, en un intento por contrarrestar el accionar del grupo Estado Islámico.
Al respecto, el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que es necesario actuar de manera urgente contra los terroristas o, de lo contario, estos llegarán en el futuro a su país.
Los ataques, cuyas motivaciones despertaron dudas sobre todo en París, se realizan pocas horas antes de la presentación, ante la ONU, de una iniciativa de Moscú para “coordinar a todas las fuerzas que enfrentan a Estado Islámico y a otras estructuras terroristas”.
El jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, dijo que las acciones de los aviones rusos no impactaron contra EI y que resta confirmar cuáles han sido sus verdaderos objetivos.
La aceleración de la participación rusa en las operaciones militares en Siria se inscribe en el marco del enfrentamiento entre Washington y Moscú respecto a la necesidad de desalojar del poder a Bachar Al-Assad, al que el presidente estadounidense, Barack Obama, califica como un tirano, mientras Putin sostiene que es quien impide el avance de los terroristas.
Con sus ataques en tres regiones de Siria, el Kremlin parece haber tomado por sorpresa a la Casa Blanca, al tiempo que la administración Putin reafirmó su apoyo al presidente sirio, que sigue en el poder a más de cuatro años del inicio de la guerra en su territorio, con un costo en vidas que supera las 240.000 víctimas.
En los últimos días, Rusia logró reinstalarse en el centro del escenario político y diplomático internacional, ocupando un sitio que no detentaba desde 1979, cuando las tropas soviéticas invadieron Afganistán.
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