El gobierno conservador sabe desde hace dos años que las medidas de seguridad de unas 20 embajadas canadienses en el extranjero no son lo suficientemente seguras como para garantizar la protección de su personal diplomático.
Una serie de documentos gubernamentales internos provenientes del ministerio de Relaciones Exteriores y del Servicio Canadiense de Inteligencia y Seguridad (SCRS) muestran que algunos funcionarios sonaron la alarma después del atentado contra un centro comercial en Nairobi, Kenia, en septiembre de 2013. El ataque, que duró 32 días, por parte de hombres armados del grupo Al-Shabab dejó un saldo de por lo menos 67 muertos.
Las notas de servicio obtenidas por la agencia Prensa Canadiense en virtud de la Ley de acceso a la información, muestran que la muerte de la diplomática canadiense Annemarie Desloges y del empresario de Vancouver, Naguib Damji en ese atentado, hizo aumentar a un nivel alarmante la inquietud creciente de la violencia y la inestabilidad generadas por la primavera árabe.
Estas notas de servicio indican también que una nueva ola de inquietud sumergió al ministerio y la agencia, después que la entrada de la embajada de Canadá en Kiev, Ucrania, hubiera sido ocupada durante una semana por manifestantes pro-europeos en febrero de 2014.

Según la documentación, bastante censurada, 6 semanas después del incidente en la capital ucraniana, 4 ministros participaron en una reunión de información especial durante la cual se recomendaron procedimientos para “reducir la vulnerabilidad” de las instalaciones canadienses al exterior del país.
Pero, a pesar de la urgencia de la situación, el Consejo de ministros no ha aprobado todavía el financiamiento del plan para volver más seguras las embajadas y las residencias de Canadá en el extranjero.
Un reciente informe de CTV News citaba una nota de servicio del 9 de septiembre, que prevenía a los sub-ministros que “20% de las misiones extranjeras eran consideradas ahora de alto riesgo”.
Canadá tiene 170 embajadas y consulados en el extranjero, lo que significa que 34 de ellas estarían consideradas como vulnerables. Los documentos obtenidos por la Prensa Canadiense muestran que hasta en 27 de esas misiones se ha mejorado la seguridad desde 2010, pero los responsables del ministerio de Relaciones Exteriores afirman que todavía queda mucho trabajo por hacer.
La obligación del gobierno no se limita solo al ladrillo y el cemento, afirman, haciendo valer la importancia de proteger al personal en sus domicilios y en sus desplazamientos.
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