En el mes de febrero del 2008, el gobierno Noruego, en conjunto con el Banco Genético Nórdico y el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos dieron por inaugurado el Banco Mundial de Semillas de Svalbard, un proyecto con el objetivo de proteger la biodiversidad de las especies de cultivos que sirven como alimento en el mundo en caso de una guerra mundial, o catástrofes naturales. Y si bien, un escenario apocalíptico generalizado no ha llegado, en algunos lugares del mundo, la situación se ha vuelto más que crítica. Es el caso de Siria, que tras el horror que se vive a diario causado por la guerra civil, y a través de ICARDA (Centro Internacional de Investigaciones Agrícolas en Zonas Áridas), decidieron retirar una parte del contenido para reemplazar un banco genético similar en la ciudad siria de Alepo.

Vista nocturna del Banco Mundial de Semillas de Svalbard/wikimedia Commons – NordGen/Dag Terje Filip Endresen
Esta “Bóveda del fin del Mundo”, también apodada “Arca de Noé de las semillas, fue creada en el 2008 a unos 1.300 kilómetros del círculo polar Ártico para proteger aquellos cultivos considerados vitales para el ser humano en un hipotético caso de desastre mundial generado por guerras, catástrofes naturales o pandemias. En este lugar, excavado a 130 metros de profundidad, se encuentran 116.484 variedades de semillas de más de 5.000 especies diferentes. Mantenidas a menos de 18 grados Celsius, esta semillas se conservan almacenadas en bóvedas de permafrost y de roca de arenisca resistente a la actividad volcánica, terremotos, radiación y la subida del nivel del mar, en un entorno frío y seco, para asegurar que el contenido permanezca congelado. La bóveda tiene una capacidad total para 4 millones y medio de muestras.
El sistema utilizado en esta bóveda es en realidad casi como una caja de seguridad de un banco. Noruega es el propietario de las instalaciones y cada depositante es el único dueño del contenido de las cajas que son almacenadas.
Pero a causa de la guerra en Siria, el ICARDA decidió retirar una parte del contenido. El objetivo de esta transacción es reemplazar un banco genético de características similares a la bóveda del fin del mundo, pero en Alepo, Siria. Este banco genético fue dañado por la guerra civil y en consecuencia la institución realizó el pedido formal para acceder al “Arca de las semillas” por primera vez en su corta historia.

Vista interior del Banco de Semillas / Wikipedia Commons – NordGen/Dag Terje Filip Endresen
ICARDA informó que a pesar del conflicto, el banco de semillas de Alepo, en Siria, sigue con su funcionamiento pero que debido al momento crítico que se está viviendo en la zona, la entidad no pudo mantener su función de centro de cultivo de semillas para la distribución en Medio Oriente. En consecuencia, realizó un pedido formal de aproximadamente 130 cajas de las 325 que había entregado inicialmente. Con estas semillas nuevas, plantadas y regeneradas en los complejos de Líbano y Marruecos, podrán seguir con las investigaciones que se venían realizando hace ya casi una década y que se vieron afectadas por el conflicto.
Brian Lainoff, portavoz de Crop Trust, uno de los administradores internacionales de la bóveda explicó que hacia el año 2012, la situación en Alepo se había vuelto cada vez más difícil, y fue así que huyeron de Siria dejando atrás el centro de investigaciones y un inventario de semillas de importancia fundamental.
Quizás lo más inquietante no sea la situación que se dio en Siria, que no daba abasto a sus propias necesidades con el banco de granos local; el problema más grave es que según la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, ya ha sido lanzada una alerta general pues el 75% de la diversidad de cultivos de la Tierra ya se ha perdido.
Fuentes: Clarín, Cnñ, Agencias
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