El ex primer ministro británico Tony Blair, admitió que la intervención de la coalición occidental en Irak, liderada por Estados Unidos y Gran Bretaña, pudo haber provocado la emergencia del grupo armado Estado Islámico en el Medio Oriente, pero sigue convencido que fue una buena decisión en ese momento.
Tony Blair dijo, en entrevista con la red estadounidense CNN, que había “elementos de verdad” en la idea que la guerra en Irak había provocado la emergencia del Estado Islámico, que controla ahora un gran territorio en Irak y Siria.
Los que derrocaron a Saddam Hussein en 2003 tienen cierta responsabilidad de lo que sucedió en 2015, dejó entender el ex primer ministro británico en la entrevista que fue difundida este domingo.
Según Tony Blair, las revoluciones de la Primavera árabe, que comenzaron en 2011, permitieron también a los militantes fundamentalistas extender su influencia en Siria primero y después en Irak. Las políticas “sectarias” del gobierno chiita en Irak, habrían “desestabilizado” también al país, dice el ex mandatario.
La decisión de Tony Blair de participar en la guerra en Irak -que se basaba en falsas alegaciones según las cuales Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva- sigue dividiendo a Inglaterra y contribuyó a la derrota del Partido Laborista en 2010.

De forma retrospectiva, Tony Blair sigue pensando que era necesario sacar del poder a Saddam Hussein. Más no obstante, pidió disculpas una vez más por todos los errores cometidos durante la operación.
“Pido disculpas por el hecho que las informaciones de inteligencia que recibimos eran erróneas. Me disculpo también por los errores de planificación, y ciertamente, nuestros errores en nuestra comprensión de lo que iba a suceder después”. Tony Blair.
Unos 179 soldados británicos perdieron la vida en Irak entre 2003 y 2009. Una investigación pública sobre la planificación de la guerra y la intervención misma no ha hecho públicas todavía sus conclusiones.
Tony Blair, que fue primer ministro de Inglaterra entre 1997 y 2007, afirma que las políticas recientes del Reino Unido en el Medio Oriente habían sido un fracaso.
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