El primer vendaval que anunciaba la turbulencia mayor en la que se encuentra el mundo de los deportes en Rusia, pero que podría extenderse al resto del planeta, ocurrió el viernes pasado, cuando el periodista de investigación Federico Franchini, del diario francés de información en línea Mediaport, hizo pública una copia del informe que Richard Pound se preparaba a presentar este lunes 9 de noviembre, sobre los métodos generalizados de dopaje en el atletismo ruso.
Desde entonces, el Centro Antidopaje de Moscú, el atletismo ruso e incluso, las más altas esferas del poder en Rusia, se encuentran en la tormenta. “Las acusaciones son infundadas”, declaró Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, durante una conferencia de prensa, afirmando que no se apoyan sobre pruebas fehacientes.

Más no obstante, este martes 10 de noviembre, la Agencia Mundial Antidopaje, suspendió la acreditación del laboratorio antidopaje de Moscú y le dio 21 días para apelar la decisión ante el Tribunal Arbitral del Deporte, si no, Rusia corre el riesgo de ser suspendida de todas las competencias de atletismo, incluyendo los Juegos Olímpico de Río en 2016 y echa un velo de duda sobre el Mundial de fútbol de la FIFA, del cual este país es la sede.
Lo que está sucediendo es criminal, dice Christianne Ayotte, directora del Laboratorio de Control del Dopaje en el Instituto Nacional de Investigación Científica Armand Frappier de Montreal. Lo cierto es que después del explosivo informe presentado por Richard Pound, la nueva administración de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF por sus siglas en inglés) inició los procedimientos de sanción de la Federación rusa, lo cual indica que se están instaurando medidas excepcionales.

En efecto, el mundo de los deportes necesita un tratamiento de electrochoque para sacarlo del fango donde ha terminado por encontrarse en la actualidad, porque es la imagen de marca del deporte lo que está en juego: cómo se vende el deporte y cómo este es capaz de atraer el dinero.
Mientras que circule el dinero, no habrá ninguna intención, ni presión para cambiar el sistema, pero a partir del momento en que este comienza a desmoronarse y que los patrocinadores empiezan a tomar su distancia y habrá la exclusión de algunos países, el juego tendrá que cambiar, quizá no tan rápido como se desearía, pero la amenaza de exclusión de la Federación Rusa de Atletismo comienza a poner los péndulos a la hora, dice Christianne Ayotte.
Christianne Ayotte fue entrevistada por Alain Gravel de radio francesa de Radio Canadá.
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