Los adelantos de la policía francesa por identificar y detener a todos los responsables de los atentados del viernes pasado en París, deja entrever que la guerra de baja intensidad realizada por pequeños grupos e individuos islamistas radicalizados contra países occidentales ha pasado a otra etapa y ha puesto al descubierto que ya no se trata más de ataques esporádicos de “lobos solitarios” que actuaban por su propia cuenta e iniciativa.
La triste tragedia de París nos permite pensar que ahora los ataques son coordinados y preparados minuciosamente desde el interior y exterior de los lugares en la mira de los terroristas islámicos. Además, no se trata ya de personas que van a dejar un bolso abandonado con una bomba en un lugar público, como fue el caso de los atentados en Boston, sino de personas que están dispuestos a morir y que el escape no figura entre sus planes. Los cinturones de explosivos que todos ellos llevaban encima lo demuestra.
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“Algo novedoso y también muy inquietante, porque la posibilidad de generar destrucción cuando se cuenta con suicidas se multiplica exponencialmente (…) Pero hoy en día, cuando estamos frente a este tipo de actores, que por un lado llegan altamente organizados y equipados, que tiene a toda una organización detrás de ellos, que están altamente ideologizados porque creen en su causa, por más que a nosotros nos parezca una locura y que son capaces de sacrificar su propia vida para ello, nos deja a nosotros muy desarmados”, dice Victor Armony, investigador, sociólogo y profesor de Sociología en la Universidad de Quebec en Montreal, con quien conversamos sobre estos atentados.
Otro aspecto interesante de mirar con más atención es que todos estaban además fuertemente y muy bien armados. Lo cual indica que los fusiles de asalto Kalachnikov y los cinturones de explosivos que utilizaron en el ataque, muy probablemente se los habrían procurado al interior de Francia, lo que sustenta la hipótesis de una red interna que los ayudó y los armó.

Otro detalle que ha dado mucho de qué hablar aquí en Canadá es que cerca de uno de los kamikazes que se hizo explotar cerca del Estadio de Francia, donde se llevaba a cabo un partido amistoso entre Francia y Alemania, se encontró un pasaporte sirio y que las huellas digitales del kamikaze muerto concuerdan con las huellas digitales tomadas en un puesto de control de “migrantes” sirios en Grecia en el mes de octubre pasado.
Lo cual ha sucitado críticas y temor en el país, en un momento en que el nuevo Primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, sigue manteniéndose firme en su intención de acoger 25.000 refugiados sirios antes del fin del presente año, tal como lo había prometido durante su campaña electoral.
De esto y mucho más conversamos con el profesor Victor Armony.
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