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El riesgo de las compras compulsivas en línea

La compra compulsiva, que consiste en el afán desmedido, incontrolado y recurrente por adquirir cosas no es un fenómeno exclusivo de fechas como la Navidad, en las que la insistencia de la publicidad comercial y la tradición consumista podrían explicar un cierto aumento de los gastos.

Es una adicción en toda regla y es más común de lo que pudiera pensarse. Es la consecuencia de un impulso irreprimible, un acto poco consciente del que después nos arrepentimos, porque compramos cosas poco útiles o gastamos más de lo que podemos.

La compra genera en la persona adicta una satisfacción inmediata, con la que cree llenar su vida de sentido y con la que consigue borrar temporalmente los problemas.

Es el caso de Michelle Summerfield, una joven canadiense de la provincia de Ontario.

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Michelle Summerfield © CBC

Michelle Summerfield saca un vestido de tela escocesa de su armario del dormitorio. Lo compró en línea en Saks Fifth Avenue el año pasado, pero nunca lo ha usado. La etiqueta de precio de 600 dólares está a la vista.

«No es una buena cosa», confiesa sobre su compra. «Tengo que venderlo o usarlo.»

El vestido fue parte de un frenesí por comprar en línea y que hizo que Summerfield quemara literalmente 19.000 dólares en ropa.

Y luego están las diez muñecas de colección ahora almacenadas en el sótano que las compró también en línea, pagando por ellas 3.000 dólares en total.

Una de las muñecas más caras, Savannah, luce un vestido de fiesta de encaje blanco muy elaborado. Summerfield muestra la etiqueta con el precio: 269.99 dólares estadounidenses.

Cuando se le preguntó por qué ella compró las muñecas, hace una pausa y luego se ríe de lo absurdo de todo esto.

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Una de las últimas compras en línea de Summerfield: una muñeca de colección llamada Savannah que le costó $ 269.99 USA.

«¿Sabes qué, yo no te puedo dar una respuesta racional», admite. «Era algo que yo quería coleccionar, algo que hacer, quería comprar algo caro.»

Summerfield cayó presa en el mundo fascinante de las compras en línea, donde es tan fácil hacer clic a distancia sin pensarlo dos veces. Combinado eso con el interminable marketing online como son los correos electrónicos promocionales y publicidades, y el resultado es que algunos compradores no pueden resistir la tentación.

«Te vuelves insensible», dice Summerfield. «Es clic y ya está”, bien, me acabo de comprar por 400 dólares en ropa.»

Ahora, a los 39 años, ella está de vuelta viviendo con sus padres mientras trata de pagar su enorme deuda de compras por 27.000 dólares en total.

¿Podría usted estar en riesgo?

El experto en deudas, Jeffrey Schwartz, advierte que muchos de nosotros podríamos llegar a gastar en exceso ya que la tendencia de compras en línea sigue creciendo. «Es un gran problema porque, en realidad, las compras en línea tienen que ver con la conveniencia», dice el director ejecutivo de Consolidated Credit Counseling Services.

Schwartz explica que los compradores cibernéticos están mucho más alejados de la realidad de lo que significa desprenderse de su dinero. «No estamos caminando por los pasillos con un carrito de compras ni sacamos físicamente dinero de nuestra billetera”.

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Según una encuesta de Environics Research casi tres cuartas partes de los canadienses encuestados dijeron que harán sus compras de Navidad en línea

Y la temporada de las fiestas podría empeorar las cosas. Según una encuesta recientemente publicada de Environics Research encargada por TD Bank, casi tres cuartas partes de los canadienses encuestados dijeron que hacen algunas de sus compras de temporada de Navidad en línea.

La firma encuestó a 6.149 adultos entre el 20 de enero y 8 de febrero 2014.

La encuesta encontró que el 37 por ciento de los que hacen la mayor parte de sus compras navideñas en línea dicen que gastan más de lo que harían en una tienda real.

«Usted tiene acceso a múltiples negocios, realmente puede mirar a su alrededor un montón de cosas diferentes y, como consecuencia, no darse cuenta rápidamente dónde puede ir su dinero», dice el vicepresidente de tarjetas de crédito del TD, Frank Psoras.

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Frank Psoras, vicepresidente de tarjetas de crédito del TD © CBC

La trampa del dinero en línea

Summerfield sabe lo rápido que el dinero puede desaparecer. Ella describe un día de compras no intencional mientras navega por el sitio de ropa del diseñador, Net-A-Porter. Lo único que quería inicialmente era un par de zapatos de tacón alto de 300 dólares.

Pero entonces vio los zapatos en publicidad junto a cierta ropa que le hacía juego. Así terminó comprando pantalones vaqueros y un suéter que lo acompañaba, gastando más de 1000 dólares.

«Una ve toda la ropa como planeada especialmente para ti, y eso hace que sea peligroso», dice ella.

También peligrosas, dice Summerfield, son las listas de deseos que los minoristas en línea te animan a crear sin que pienses que tendrás que comprar los artículos – hasta que lo haces.

«Se pone muy tentador», admite. Los minoristas te envían un correo electrónico recordando ‘¡Eh, tú tienes estas cosas hermosas en tu lista de deseos. ¿Seguro que no quieres comprar? ‘»

Pero Summerfield, que trabaja como gerente de cuentas, aprendió con el tiempo a resistir la tentación. Acercándose a los 40 años, divorciada, viviendo con sus padres y llena de deudas, ella finalmente decidió detener la locura de las compras en línea.

«Había ciertos aspectos de mi vida donde yo no me sentía feliz. Ese es el problema principal», dice. «Yo estaba tratando de llenarla a través de las cosas que es absolutamente lo peor que puede hacer.»

La ex compradora compulsiva ha adoptado un estilo de vida minimalista donde gasta poco, un compromiso que planea mantenerlo incluso durante la temporada de fiestas.

Pero Summerfield admite que a veces todavía siente la picazón de compras en línea.

Afortunadamente, ella tiene herramientas para ayudarle a luchar contra la tentación. Durante los difíciles primeros días, ella descargó una aplicación llamada StayFocusd, que le bloqueó el acceso a sitios especificados.

También se deshizo de aplicaciones comerciales en su teléfono y canceló  su suscripción a los minoristas en línea que solían bombardearla con correos electrónicos promocionales.

En estos días, cuando a  Summerfield le da el frenesí de compras en línea, se vuelca hacia alguna actividad más fructífera. «Leo libros, muchos libros, y hago ejercicio», dice ella.

En lugar de coleccionar muñecas o comprar completos de diseño, su nuevo objetivo es pagar su deuda y salir de la casa de sus padres. Ella dice que lo único que va a hacer en línea ahora será vender en eBay algunas de sus compras sin sentido.

«Este no es el camino a seguir», dice Summerfield. «Usted no encuentra la felicidad en las cosas. Usted solo encuentra un montón de deuda en las cosas.»

Si usted es una persona a riesgo esto le puede ayudar

*Pague sólo con efectivo para evitar que el gasto compulsivo se salga de control. Anule las tarjetas de crédito.

*Haga una lista de compras y no compre nada que no esté en la lista. Si ve algo que cree necesitar pero que no está en esta lista, espera 24 horas antes de comprarlo para permitir que el impulso disminuya.

*Evite cosas que le tientan comprar. Sobre todo los negocios en línea o los de liquidaciones.

*Hacer otras actividades cuando el impulso de comprar sin parar se manifiesta. Da un paseo o toma una ducha. Has algo creativo.

*Llama a un amigo en el cual puedas confiar u otros que te apoyarían sin juzgarte.

¿Consejos?

No recibir ayuda para la adicción a las compras puede desencadenar en serios problemas financieros y una ruptura en tus relaciones personales mientras tratas de esconder el problema.

Comprar compulsivamente puede ir de la mano de otros problemas que incluyen alcoholismo, trastornos alimenticios y depresión.

CBC, Sophia Harris, RCI

Categorías: Economía, Internet, ciencias y tecnologías, Sociedad
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