Con la firma de un acuerdo entre casi 200 países, concluyó en París, Francia, la XXI Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático, del 30 de noviembre al 11 de diciembre.
Para el científico de la NASA James Hansen, el acuerdo de París es “un fraude”, porque contiene más promesas que planes de acción.
Para Kumi Naidoo, director de Greenpeace internacional, el acuerdo es histórico pero insuficiente.
El acuerdo de París no prevé compensaciones financieras para los países más afectados, que reclaman no una ayuda sino una indemnización por daños y perjuicios.
Para tener una perspectiva desde el sur, Radio Canadá Internacional conversó con Pablo Solón Romero, quien fue Embajador del Estado Plurinacional de Bolivia ante las Naciones Unidas de 2009 a 2011. Como tal, Solón encabezó resoluciones exitosas como la declaración del Día Internacional de la Madre Tierra. También trabajó en la organización de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático en Cochabamba, Bolivia, en 2010.
Solón explica que el impacto de los cambios climáticos afecta de diferente manera a los distintos países del hemisferio sur. Mientras que en África aumenta la amenaza de la desertificación, para los países andinos, el recalentamiento significa la desaparición de los glaciares.
Pese a estas consecuencias, hay países en el sur que ven con satisfacción que no se imponga de manera inmediata una suspensión de la explotación de los combustibles fósiles o se ponga un freno a la deforestación.
Para las élites del sur, no es conveniente un acuerdo que afecte sus modos de consumo. Solón señala que el 50 % de las emisiones contaminantes es producido por un 10% de la población, la que más consume, y que no se encuentra solamente en los países ricos del norte.
Como reacción a este tratado, Solón señala que habrá mayores acciones directas pacíficas contra las industrias contaminantes. Él citó como ejemplo las protestas contra el proyecto de construcción de oleoducto Keystone XL. También prevé una mayor difusión de alternativas como la generación comunitaria de energía solar y el cuestionamiento de los modelos de vida consumista.
Para concluir, Solón declaró que amplios sectores de la población, tanto en el norte como en el sur, no tienen una idea clara de la magnitud del recalentamiento planetario. Se debe fortalecer la información sobre la gravedad de esta situación. No es un desastre natural, que un día llega y luego se va, es más bien un cambio fundamental y perenne que alterará radicalmente las formas de vida en el planeta.
Pablo Solón trabaja en Cochabamba, Bolivia, en la Fundación Solón, un centro de interpelación y búsqueda de alternativas a partir del arte, el análisis y el activismo para intentar cambiar el sistema, de acuerdo a la información en su página en Internet.
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