Burundi se encuentra al borde de la guerra civil a causa de la ola de represión por parte de las autoridades, que dejó al menos 400 muertos y 3.500 detenciones, dijo el jueves el Alto Comisionado por los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Las violencias que sacude al país desde que el presidente Pierre Nkurunziza fue reelegido para un tercer mandato, haciendo caso omiso de las protestas de la oposición que juzga esta iniciativa inconstitucional, aumentaron más después de ataques contra campamentos del ejército la semana pasada en Bujumbura.
«Burundi ha alcanzado el punto de ruptura y está al borde de la guerra civil», dijo Ra’ad Zeid al Hussein durante una sesión especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.
«Hemos establecido que 312 personas han muerto desde que comenzaron las protestas contra un posible tercer mandato de Pierre Nkurunziza, incluidos 19 niños. Durante hechos violentos la semana pasada, el gobierno presentó un saldo de 87 muertos, pero las cifras que nos dieron a nosotros otras fuentes son considerablemente más altas «, agregó.
El Alto Comisionado pidió a la comunidad internacional de responder con firmeza al deterioro de la situación, imponiendo una prohibición de viajar y la congelación de los activos financieros a los responsables de la violencia.
También sugirió que las fronteras de Burundi estén más controladas, incluyendo con aviones no tripulados, para impedir el flujo de armas.
Los Estados Unidos solicitaron el envío de una misión de investigación internacional para Burundi. Ra’ad Zeid al Hussein y el Asesor Especial de la ONU para la prevención del genocidio, Adama Dieng, desean por su parte que el caso sea enviado a la Corte Penal Internacional (CPI).
Según la ONU, unas 230.000 personas han huido en los últimos meses de Burundi y se han convertido en refugiados en República Democrática del Congo, Ruanda y Tanzania.
RCI con información de Radio Canadá
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