Paul McCartney expresó un concepto interesante sobre este tema en una entrevista que le fue realizada durante el verano. Según él, durante los sesentas, con John Lennon escribieron docenas de canciones que nunca vieron la luz dado que, las creaban durante la noche y las olvidaban por la mañana. Según sus palabras, “con John queríamos escribir una canción y sólo teníamos que recordarla… si a la mañana siguiente no la recordabamos, ya estaba, se había ido”. “Es muy diferente a lo que pasa hoy en día con las grabaciones pues cuando el artista comienza a darle forma a la cosa, ya está todo terminado, y se recuerda todo, y luego se graba casi instantáneamente”.
Hoy por hoy, con la integración de la tecnología en nuestra vida cotidiana, algunos científicos pusieron manos a la obra y comenzaron a investigar cuan duradero es el impacto de la forma en la que aprendemos y recordamos información. Durante los últimos años, algunas investigaciones han sugerido que gracias a nuestra “dependencia a la tecnología” se está registrando un fenómeno de “amnesia digital”, en la cual los individuos ya no son capaces de retener información como resultado del almacenamiento de esa información en un apéndice digital.

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En un estudio de investigación que involucró a 1000 consumidores de 16 años y más, se les preguntó acerca del uso que hacían ellos de la tecnología. Los resultados arrojaron que el 91% de ellos dependían de internet y de sus dispositivos digitales usándolos como herramientas para ayudar a recordar. En otro estudio con 6000 sujetos mayores de edad, los resultados concluyeron que el 71% entre ellos no podían recordar el número de teléfono de sus hijos y el 57 % ni siquiera recordaba el teléfono del trabajo. Según los científicos, estos datos sugieren a las claras que depender de dispositivos digitales para recordar información está violentando nuestros propios sistemas de memoria.
Pero antes de lamentarnos de esta aparente pérdida de memoria, otros estudios más recientes sugieren que en realidad no es que estamos perdiendo la memoria sino que estamos adaptándonos a un nuevo ecosistema. En uno de estos estudios realizado en el 2011, se efectuaron una serie de experimentos observando cómo nuestros recuerdos se basan en las computadoras. En uno de ellos, se les pidió a los participantes escribir una serie de declaraciones específicas. A la mitad de la gente se le dijo que todo lo que habían escrito iba a ser destruido, y la otra mitad fue informada que los documentos escritos serían guardados. Aquellos que fueron informados de que los documentos iban a ser guardados resultaron significativamente más débiles en recordar las frases escritas.
En otro experimento se le pidió a los participantes escribir una serie de declaraciones para ser guardadas en ciertas carpetas específicas. Se les pidió entonces recordar las declaraciones y las carpetas en las que se encuentran los archivos. En general, recordaban mucho mejor la ubicación de los archivos que el contenido de los mismos. La conclusión a partir de estos y otros experimentos resultó ser que “La tecnología ha cambiado la forma de organizar y estructurar la información de manera que sólo nos acordamos de detalles que ya no están disponibles y priorizamos la ubicación de la información sobre el contenido en sí.
Esta idea de que los individuos dan prioridad al lugar donde se encuentra la iformación ha llevado a algunos investigadores a proponer que los dispositivos digitales y la internet se han convertido en una forma de “Memoria Transactiva”. Este concepto se remonta a la década del 80 y ser refiere a una memoria grupal, que es superior a la de cualquier individuo. Según estos estudios, las personas pueden almacenar colectivamente y distribuir información a través de un almacén de conocimiento. Este lugar de almacenamiento de conocimiento significa que las personas pueden acceder a los detalles que pueden “no conocer por sí mismos” sabiendo que otro individuo lo recuerda y de esta manera incrementa y mejora la información que está disponible para ellos al comunicarse con otras personas.

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Una investigación más reciente amplía esta línea de pensamiento y encontró que el hecho de guardar información en un dispositivo digital no sólo cambia el cómo nuestros cerebros interactúan con él, sino que también hace más fácil de aprender información nueva. Según los científicos, El ahorro de descarga de información en un dispositivo digital nos libera de recursos cognitivos que nos permiten memorizar y recordar otro tipo de información nueva en su lugar.
En definitiva, aunque todavía hay muchos que se sienten inquietos por las facilidades que nos otorga la tecnología y lo que eso podría provocarle a nuestra memoria, según estos últimos estudios, no habría que preocuparse pues la tecnología no estaría destruyendo una de nuestras habilidades más importantes.
Según estos estudios, los dispositivos digitales nos están ayudando a externalizar nuestra memoria y a recordar más, lo que significa que ya no es necesario para el ser humano tratar de recordar todo. Para estos científicos, este es un gran paso adelante, pues no se trata de quedarse reflexionando por lo que supuestamente hemos perdido sino centrarnos en lo que hemos ganado y todo lo que resta por venir gracias a la tecnología.
Fuente: artículo original escrito por Saima Noreen de “Goldsmiths”, Universidad de Londres y publicado originalmente por “The Conversation”.
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