El gobierno de Canadá denunció la ejecución de 47 personas en Arabia Saudita, entre las que se encuentra un importante líder religioso chiita. En un comunicado publicado anoche, el ministro de Relaciones Exteriores, Stéphane Dion, recuerda que Canadá se opone a la pena de muerte.
El ministro Dion dice que Canadá se espera a que Arabia Saudita “proteja los derechos humanos, respete la expresión pacífica de la disidencia y garantice un tratamiento equitativo en materia judicial”.
El canciller dice que Canadá “teme particularmente que la ejecución del jeque Nimr Al-Nimr exacerbe las tensiones en la región”.
“Hacemos un llamado a las autoridades sauditas, así como a los dirigentes locales y regionales, incluyendo a los de Irán, para que trabajen con todas las comunidades para apaciguar las tensiones y promover la reconciliación” Stéphane Dion.
Stéphane Dion hizo estos comentarios mientras que Arabia Saudita anunciaba ayer domingo, la ruptura de sus relaciones diplomáticas con Irán y que las tensiones entre las dos potencias han empeorado después de la ejecución del jefe religioso chiita.
El líder supremo de Irán, Alí Hoseini Jamenei, advirtió a Arabia Saudita contra la “venganza divina”, mientras que el gobierno saudita acusa a Irán de apoyar el terrorismo.
Antes de su detención en 2012, el jeque Nimr Al-Nimr era una de las figuras más conocidas del movimiento de protesta de la minoría chiita saudita, y su ejecución fue vigorosamente denunciada por los chiitas de la región.
Manifestantes enfurecidos entraron en la embajada de Arabia Saudita en Teherán, durante la noche del sábado al domingo, para protestar contra la ejecución del líder religioso. Algunos de ellos lanzaron piedras y cocteles molotov contra el edificio, que se incendió parcialmente.
Radio Canadá/Canadian Press
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