Según el comentarista Marcus Gee, del periódico canadiense The Globe and Mail, el rapero Aubrey Drake Graham, nacido en Toronto en 1986 y conocido simplemente en la escena musical con el nombre de Drake, está haciendo que demostrar afecto por esa ciudad sea algo “cool”, o chévere, o chido, o suave, o tuanis, o padre, o chilero, o algo bacano.
Marcus Gee escribe que a la gente de Toronto no se le da por proclamar su afecto por la ciudad. Los toronteños apoyan sus equipos deportivos. Disfrutan su diversidad culinaria, sus parques y museos. Aprecian el clima de seguridad ciudadana. Pero no lo gritan a los cielos, y mucho menos se ponen a cantar canciones sobre Toronto. Para la mayoría de sus habitantes, Toronto es un lugar para vivir, pero no para declararle afecto.
Un toronteño está por cambiar la situación. Se trata de una estrella internacional del rap. Desde que irrumpió en la escena musical, Aubrey Drake Graham tiene como misión hablar y cantar sobre su ciudad natal. Casi solo, Drake está haciendo más respetable el querer a la ciudad de Toronto.
Sus vídeos muestran el paisaje de la ciudad. Las letras de sus canciones están llenas de referencias a Toronto. Inclusive lleva un tatuaje con la imagen de la Torre CN en el brazo y los números 416, que son el código telefónico de la ciudad.
Drake es un hincha del equipo de baloncesto Raptors de Toronto. También ha popularizado un nuevo apodo para Toronto: El 6, o a veces La sexta. Puede referirse al número 6 en los códigos 416 o 647, o puede que no. De cualquier manera, se está difundiendo.
Muchos toronteños han logrado fama y fortuna en el mundo. Pero ninguno de ellos ha manifestado públicamente lo que le deben a la ciudad más grande y multicultural de Canadá. En una canción reciente dirigida a su madre él dice «Tú y los seis me criaron bien».
En una entrevista dijo a la revista de música Rolling Stone que Toronto es «su lugar favorito en el mundo». En otra entrevista declaró que cuando piensa en sí mismo, piensa en Toronto. “Mi música no tendría el sonido que tiene si no fuera por Toronto».
Es difícil imaginar lo que los padres de la ciudad pensarían de la idea de que un día, un cantante popular con temas llenos de palabrotas acabaría siendo el embajador mundial de Toronto la Buena, pero Drake se ajusta bastante bien al papel.
Sus orígenes: hijo de madre judía y padre negro, reflejan el vibrante multiculturalismo que caracteriza a Toronto.
Incluso sus fallas son muy toronteñas. Al igual que su ciudad, que recientemente superó a Chicago para convertirse en cuarta ciudad más grande en América del Norte, Drake es el nuevo chico en el barrio, todavía un extraño en el mundo del hip-hop. Quienes le critican dicen que él es demasiado «suave» o incluso, como se queja en una canción, «no es lo suficientemente negro». A veces Drake se enfrasca en disputas menores con otros raperos, dice Marcus Gee en el Globe and Mail.
Al igual que Toronto, él parece luchar contra un complejo de inferioridad que a veces se manifiesta en una irritabilidad o en un afán de querer ser el centro de atención.
De todos modos, la ciudad de Toronto tiene la suerte de tener tal embajador, con todas sus malas palabras. Su amor por la ciudad que lo crió es contagioso. Drake ve en Toronto algo que Toronto a veces que no ve en sí misma. La tímida ciudad provincial se está convirtiendo en una vibrante metrópolis global.
De repente, y contra todo pronóstico, Toronto es ahora un lugar no sólo para vivir sino también para querer. Si uno de los raperos más chidos y bacanes y chéveres del planeta puede gritar a los cuatro vientos su amor por la ciudad, ¿por qué no deberían hacer lo mismo los demás habitantes de Toronto?, dice finalmente el comentario de Marcus Gee publicado en el periódico The Globe and Mail.
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