Según algunos expertos en tecnología automotriz, en un futuro no muy lejano, la práctica de manejar un vehículo pasará por los asistentes de voz, que generarán una interacción particular entre el conductor y su coche. Y quizás una práctica interesante antes que todos los autos traigan estos asistentes de fábrica, es usar Siri de Apple, Cortana de Windows o Google Now, de Androide. Pero según un nuevo estudio que salió a la luz hace algunos días, se ha comprobado que utilizar los asistentes de voz de los teléfonos inteligentes y de los autos mientras conducimos un vehículo es una actividad que distrae más que hablar por teléfono en sí mismo.

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Si bien no existe en Canadá ningún código unificado, o pan-canadiense, en cuanto a las normas de tráfico, se puede encontrar un listado de normas comunes para la mayoría de las provincias. Luego, cada provincia tiene reglas particulares y específicas dependiendo de varios factores. También varían los límites de velocidad, el precio y el puntaje de las multas entre otras cosas. Uno de los elementos permitidos es el uso del celular, mientras el conductor no esté en contacto con el aparato, es decir, que esté conectado a un sistema bluetooth o que utilice el sistema de activación por voz. Y es justo ahí donde reside el problema.
Según Joel Cooper y David Strayer, principales autores de un estudio realizado por la Universidad de Utah, en conjunto con la fundación AAA para la seguridad vial, “la tecnología de comandos de voz no está lista aún. Si bien ya existe en algunos automóviles y se postula como una alternativa más segura a los controles manuales tradicionales para interactuar con el vehículo, no funciona del todo bien. Gracias a este estudio, se ha comprobado que los sistemas de comando por voz hacen que el conductor tarde mucho más de lo previsto en recuperar la atención al volante.”
Ya se había confirmado mediante otros estudios científicos que hablar por teléfono al volante era más peligroso que hablar con un pasajero por el sólo y simple hecho que el acompañante está en condiciones de ver lo que está pasando en la ruta, como lo hace el conductor, y si el acompañante sabe conducir, puede ser mucho más seguro aún. Otros estudios demostraron que el tiempo de respuesta de los conductores que usan un teléfono mientras manejan es menor que el de los que tomaron alcohol. En definitiva, hablar por teléfono mientras se maneja, aumenta considerablemente nuestra desatención a la ruta. Y según este último estudio de la Universidad de Utah y la AAA, el uso de los asistentes de voz para supuestamente evitar la distracción de tener que manipular el dispositivo distrae bastante más e implica que, en un desplazamiento a una velocidad de 40 kilómetros por hora, el conductor tarda hasta 27 segundos en recuperar el control y la concentración, un margen más que suficiente para provocar accidentes en la ruta.
Este estudio se realizó analizando el comportamiento de 322 conductores de entre 21 y 70 años. 257 de ellos probaron los sistemas de voz integrados en vehículos que fueron fabricados en el 2015. Otros 65 probaron los asistentes de voz más populares de los teléfonos inteligentes que se pueden adquirir actualmente en el mercado.
Los datos revelaron que los asistentes de voz incluidos de fábrica en los vehículos no son seguros y que en consecuencia, distraen significativamente al conductor, desde una distracción moderada hasta alta distracción. En cuanto a los teléfonos inteligentes, el asistente que más distrae en el momento de manejo es Cortana, el sistema de Windows. El segundo lugar fue para Siri, el asistente presente en IOS de Apple, y el que menos distrae, según los datos de la investigación es Google Now, bajo Android.
En definitiva, el uso de estas tecnologías para que los conductores interactúen verbalmente con los dispositivos, da como resultado un alto nivel de distracción mental que puede afectar seriamente la atención en la ruta. Y lo más complejo es que justamente estas tecnologías están desarrolladas para prevenir distracciones visuales y manuales aunque involuntariamente proporcionan a los automovilistas una falsa sensación de seguridad al volante.
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