El empresario brasileño Marcelo Odebrecht, ex presidente del conglomerado BTP Odebrecht S.A, fue condenado este martes a una pena de 19 años de cárcel por soborno, lavado de dinero y asociación ilícita relacionada al escándalo Petrobras, que ha tenido grandes repercusiones políticas.
Odebrecht es el más alto ejecutivo en haber sido reconocido culpable en la Operación Lavado de autos. Detenido el mes de junio pasado, el empresario brasileño es la figura central del sector privado, de lo que la policía federal y la fiscalía brasileña consideran como una operación criminal.
El escándalo se estructura alrededor de un complejo sistema de sobrefacturación y sobornos en el seno de la empresa estatal petrolera Petrobras, que está haciendo tambalear al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.
En el marco de esta investigación, que comenzó hace 2 años, se han acusado ya a varias decenas de ejecutivos empresariales. Aliados políticos y ex colaboradores de la presidenta Rousseff han sido detenidos y el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva fue interrogado durante 3 horas la semana pasada.
El asunto remonta a la presidencia de Lula, en una época en la que Dilma Rousseff era la presidenta del Consejo de administración de Petrobras.
Según el veredicto del juez federal Sergio Moro, quien coordina la investigación desde la ciudad de Curitiba, Odebrecht formó un “cartel” con otras empresas que se pusieron “sistemáticamente” de acuerdo desde 2006 para responder a todas las licitaciones de Petrobras.
“Los participantes, ligados en lo que ellos llamaban un “club”, se ponían de acuerdo para determinar quién se llevaría los contratos de Petrobras, manipulando las cotizaciones presentadas durante el examen de las licitaciones (…) Ellos se aseguraban así, sin la más mínima competencia, de ganar la licitación con la cotización más elevada posible” Sergio Moro, juez federal.
Marcelo Odebrecht, nieto del fundador de la empresa familiar, es considerado como el cerebro de estas manipulaciones de ofertas y sobrefacturaciones debido a la importancia de su compañía y de sus vínculos con antiguos responsables políticos, como Lula da Silva, a quienes los investigadores sospechan de haberse beneficiado con comisiones ocultas y otros favores.
Este sistema de corrupción y de lavado de dinero, habría financiado las campañas electorales y cubierto los gastos del Partido de los Trabajadores, PT, del cual Lula da Silva era el principal líder.
El ex presidente, que sigue beneficiando de una fuerte popularidad en Brasil, desmintió cualquier malversación de fondos y su detención provocó las reacciones indignadas de sus partidarios.
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