«Es un poco sorprendente, estas personas no vienen de Marte, provienen de un país que tiene una medicina similar a la de Quebec».
-El ministro de Salud y Servicios Sociales, Gaétan Barrette.
Ghatfan Shaaban es un cirujano vascular y Alfarra Manar es anestesista. Llegados de Siria hace un año y medio, esperan comenzar a ejercer su profesión en Quebec, pero los obstáculos antes de lograr esto son numerosos.

La pareja hizo su residencia médica en la década de 1990 en Francia, donde nació su primera hija. En 2010, regresaron a su ciudad natal Homs, donde compraron una casa y abrieron una clínica en un edificio recién construido. En 2011, estalló la revolución, su barrio estuvo bajo asedio, ellos huyen bajo las bombas un año más tarde.
Llegaron a Montreal hace 18 meses, ya obtuvieron su diploma de equivalencia del Colegio de Médicos de Quebec, pero para poder ejercer, tienen que hacer de nuevo su especialidad.
Aquí es donde empieza el problema. Los espacios de residencia para médicos extranjeros son muy limitados. Un máximo de 60 médicos formados fuera de Canadá y de EE.UU. puede acceder al programa cada año en Quebec. El año pasado, cerca de 280 médicos extranjeros lo han solicitado, sólo 49 obtuvieron un lugar.
En 2013, la Comisión de Derechos Humanos de Quebec afirmaba en un informe condenatorio que las facultades de medicina hacían «discriminación sistémica» en contra de los médicos extranjeros. Las facultades de medicina lo niegan, pero la impresión de arbitrariedad persiste dado que la admisión en el proceso de residencia no es transparente. Imposible de conocer los criterios de evaluación de un expediente o los motivos del rechazo.
Ghatfan Shaaban hizo 22 solicitudes para un lugar en la residencia, incluyendo 18 en medicina de familia. Fue convocado solo para una entrevista y no fue aceptado. «Tuvimos solo una muy pequeña respuesta, que dice no,» dijo el médico, profundamente decepcionado y herido.
“Quiero ser útil, es la edad de oro del cirujano vascular. Con seguridad puedo hacer otra cosa. Pero a los 50 años es difícil y, sobre todo, yo considero que es un desperdicio”.
-Ghatfan Shaaban
Una pérdida, dicen estos médicos sirios, porque una cuarta parte de los quebequenses no tiene un médico de familia y las esperas son aún más largas para algunas cirugías y tratamientos a veces urgentes, por ejemplo en oncología. Sin embargo, a cientos de médicos extranjeros se les sigue negando el acceso a las facultades de medicina de Quebec.
La situación perdura desde hace unos 30 años a pesar de las numerosas denuncias. Tres presidentes de la Comisión de derechos humanos denunciaron el bloqueo corporativo e institucional que impide a médicos extranjeros competentes la práctica de la medicina. El último informe hablaba sin tapujos de discriminación sistémica.
Tal vez con la llegada de miles de refugiados sirios a Quebec este año, y que no hablan ni francés ni inglés, los servicios de esta pareja de médicos sirios podrían ser preciosos para aliviar los dolores físicos y del alma que arrastran muchos de ellos.
Rendición de cuentas de las facultades de medicina
Las cuatro facultades de medicina en Quebec, que rechazan más del 80% de los médicos extranjeros que deseen ejercer en la provincia, deberán explicarse.
La ministra de Educación Superior, Hélène David, y el ministro de Salud, Gaétan Barrette, reaccionaron fuertemente con el reportaje de Radio-Canadá sobre las dificultades de los médicos sirios en obtener su licencia para ejercer en Quebec. Los dos ministros se reunirán próximamente con los decanos
El médico sirio y su esposa, cuentan cada uno con quince años de experiencia en Francia, Siria y Arabia Saudita.
“Creo que hay que aportar flexibilidad, rigor, profesionalidad, transparencia y, por qué no, una pequeña dosis de humanismo también en el proceso. Tiene que ser justo y que los médicos que postulan obtengan una respuesta clara a todas sus preguntas”.
-Hélène David, ministra de Educación Superior
De su parte, el ministro de Salud Gaétan Barrette considera que no es normal que médicos experimentados tengan que rehacer toda su especialidad o sacrificarla.

No entiende que especialistas listos a hacer su residencia en medicina familiar puedan ser rechazados, cuando todavía hay 67 vacantes en esta especialidad, después de la primera ronda.
«Es un poco sorprendente, estas personas no vienen de Marte, provienen de un país que tiene una medicina similar a la de Quebec», se sorprendió el ministro de Salud y Servicios Sociales, Gaétan Barrette.
«Si no hay un tropiezo especial desconocido, continuó, estas personas tienen sin duda suficientes conocimientos básicos para entrar en el programa de residencia, si hay lugar. Y tenemos lugares sin llenar y lesdijeron que no, ¿y sin explicación? » Les puedo decir, he hablado con mis colegas, incluyendo con la Sra David en la Enseñanza superior, y vamos a hacer preguntas».
-El ministro de Sanidad y Servicios Sociales, Gaétan Barrette
Un programa de integración para una clientela considerada “pesada”
Bajo el gobierno del exprimer ministro liberal Jean Charest se había presentado un informe detallado para encontrar soluciones a este problema.
Recomendaba entre otros establecer un programa de integración profesional de médicos extranjeros con cursos en el lugar de trabajo, el primer paso que daría lugar a una residencia médica.
El ministro de Salud de esa época, Yves Bolduc siguió esta recomendación. Se creó el Centro de Evaluación de graduados internacionales de salud (Cedis): la agencia administra un programa y los servicios que se ofrecen a los médicos graduados fuera de Canadá y de Estados Unidos.
Desde el año 2011:
205 médicos extranjeros fueron evaluados para participar en este curso
73 de ellos han logrado calificar para la residencia
«Sí, sin duda el programa fue un éxito», dijo el presidente de la junta de CEDIS, el Dr. Louis Dufresne.
Una «clientela pesada»
El Dr. Dufresne participó en los trabajos que llevaron a la creación de este programa de integración. Su conclusión: la resistencia de las facultades de medicina se explica por las mayores necesidades de supervisión de algunos de esos recién llegados.
«Para algunos de ellos es más difícil. Se convierte en una clientela que el cuerpo de la facultad juzga como pesada «, dijo.
Cuando un residente está en dificultades, se requiere una vigilancia más estrecha, a veces reforzar las pasantías. Es más tiempo de facultad.
-Louis Dufresne, Presidente de la Junta de Cedis
Una fuente con conocimiento de la situación dijo que no es raro que a estos médicos extranjeros les tomen de seis meses a un año más de lo previsto. Y ser un médico de cabecera en Quebec, dijo la fuente, requiere una gran versatilidad que incluso los médicos formados en Francia no la tienen necesariamente.
La eliminación de la discriminación

Pero el presidente de la Comisión de Derechos Humanos piensa que el verdadero problema es la discriminación sistémica que hacen las facultades de medicina. La pesada carga, se lamenta Jacques Frémont, reposa en los médicos extranjeros: una investigación de la Comisión podría ser activada si uno de ellos presentara una queja formal, a lo que ninguno se ha atrevido hasta ahora por miedo a perjudicar su caso.
“Podríamos tratar de obtener una decisión que obligaría a las facultades de medicina a perfeccionar su práctica para eliminar la discriminación en todas las etapas de selección”.
-Jacques Frémont, presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Jóvenes
Un problema que seguirá dando que hablar si no se siguen las recomendaciones de solucionarlo.
Tomado de los reportajes de Sophie Langlois/Julie Dufresne/Radio Canadá.
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