“Brasil: crisis política y democracia en jaque”. Ese fue el título de la conferencia dada en Montreal por Gerardo Silva, profesor en la Universidad Federal de ABC en Sao Paulo, Brasil, el pasado 30 de marzo.
Esta conferencia-debate fue organizada por el Grupo de investigación de los imaginarios políticos en América Latina (GRIPAL), de la Universidad de Quebec en Montreal (UQAM).
Un día antes, el 29 de marzo en Brasil, el Partido do movimento democrático brasileiro, el PMDB, una de las mayores fuerzas políticas en Brasil, anunció que se retiraba de la coalición que había llevado a Dilma Rousseff, del Partido de los trabajadores (PT), al poder.
Con la salida del PMDB de la alianza de gobierno en Brasil, la crisis política que sacude a la economía más grande en América Latina ha ingresado a un nuevo capítulo, acercando la posibilidad de una impugnación o impeachment, que alejaría a Rousseff de la presidencia.
Uno de los argumentos de la derecha brasileña es la corrupción que corroe al gobierno. Esto se ha traducido tanto en llamados en favor de una intervención del ejército, así como el llamado a la renuncia de la presidencia o la impugnación y fin de su mandato.
Según el profesor Gerardo Silva, en Brasil no hay un proceso de golpe de Estado, se trata más bien de un altamente polarizado proceso institucional. El problema es que hay un juego político. La propia ley, y la manera en que está siendo aplicada, hace que ésta comience a ser deslegitimizada, mientras que los límites entre lo político y lo jurídico comienzan a desaparecer.
Silva explica que por décadas, en Brasil las elites han defendido privilegios sociales, políticos y económicos. Algo que el primer gobierno de Lula desafió y cuestionó desde la institución del gobierno. Y esto es lo que resienten profundamente esas elites: la ruptura del antiguo orden y la posibilidad de la movilización social en un país extremadamente desigual como Brasil.
Tal como ocurrió en Argentina y el protagonismo del Grupo Clarín contra el gobierno de Cristina Fernández, en Brasil es el conglomerado mediático Globo que permite la articulación y la representación de un consenso de masas orientado hacia la movilización en pos de la dimisión o alejamiento de la actual mandataria brasileña, explica Silva.
El profesor en la Universidad Federal de ABC en Sao Paulo, señaló también que es en las calles que las fuerzas políticas están midiendo sus fuerzas y que es probable que de esas manifestaciones surjan alternativas, voces que permitan construir un nuevo horizonte. Las redes sociales funcionan a la par de los movimientos sociales y a menudo visibilizan y amplifican la envergadura de las movilizaciones.
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